El último adiós a un pequeño de retos
Fue alegría e inspiración para su familia y a sus escasos ocho años Jonathan Martínez dejó un importante legado que inclusive traspasó las fronteras que cualquier muro pueda imponer.
Su familia lo recordará por siempre como un niño risueño colmado de amor para los demás. Un pequeño que desde su nacimiento representó retos que sus padres afrontaron con valentía tras el diagnóstico de Síndrome de Williams, un trastorno que provoca problemas cardiovasculares.
Era extrovertido. Tenía muchos amigos quienes le escribieron las cartitas de despedida que la maestra entregó a su familia poco antes de que partieran a Durango para el funeral.
Le gustaba cantar música mexicana. Quería ser bombero pero un hombre para él desconocido truncó su sueño.
El pasado 10 de abril, mientras se encontraba realizando sus actividades cotidianas en su salón de la primaria North Park en San Bernardino, California, el esposo de su maestra ingresó al aula, sacó un arma y empezó a disparar a su pareja, alcanzando a Jonathan y a otro compañero que sobrevivió. Posteriormente, el atacante se suicidio.
La familia decidió darle el último adiós en su tierra, el lugar del que siempre se sintieron orgullosos pero que tuvieron que dejar en la búsqueda de mejores oportunidades.
La embajada de México en Estados Unidos apoyó el traslado de California hasta Guadalajara, vía aérea. De ahí a Durango fue vía terrestre.
En una vivienda de la localidad Dolores Hidalgo lo están velando, una miscelánea que fue habilitada para la ocasión.
Abuelos, tíos, primos, amigos, conocidos y, por su puesto, sus padres y su hermanita de dos años comparten el duelo.
La misa de cuerpo presente se programó para este miércoles a las 16:00 horas en el templo de Dolores Hidalgo; posteriormente será sepultado en el panteón del poblado Refugio Salcido, del municipio de Durango.