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DESDE AFUERA

Mujer sin trenzas

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Mujer sin trenzas

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DALILA RIVAS CORONEL

Tenampí, que en náhuatl significa hija de Dios, solía unir las puntas de sus largas trenzas con listón de satín rosa, el color avivaba el negro luminoso de su pelo. Una noche que la luna no alumbró, Tenampí fue expulsada de su pueblo. Esa mañana deseó ser como otras mujeres, de las que se dicen liberadas y no llevan trenzas como ella. Las vio caer entonces junto con el listón de satín rosa. Su padre, su madre, sus hermanos y hermanas y todos los que habitan ese universo dentro de este otro universo nuestro, la golpearon hasta la inconciencia y le reprocharon la enorme afrenta de haber atentado en contra de la sagrada conexión con la tierra ¿Quién es ahora? ¿A dónde pertenece? Para ellos, los de ese universo, no es nadie ni pertenece más. Yo por mi parte, nunca más vi a Tenampí.

Seguramente historias como la anterior o infinitamente peores, han acontecido a lo largo de 500 años de mestizaje en este México de muchos Méxicos, sobre todo cuando se trata de mujeres y esas mujeres son además indígenas.

A propósito de ello, el pasado 5 de septiembre se conmemoró el Día Internacional de las Mujeres Indígenas, fecha instituida desde hace 37 años durante el Segundo Encuentro de Organizaciones y Movimientos de América en Tiahuanaco (Bolivia), en honor a la lucha de Bartolina Sisa, guerrera aymara que se opuso a la dominación colonial y que murió brutalmente asesinada en 1782, en la Paz, Bolivia. Bartolina Sisa era hiladora, casada con el caudillo Túpac Katari con quien organizó la resistencia indígena de los pueblos andinos contra el yugo español.

En México tenemos a nuestras propias guerreras indígenas, sus historias están siendo rescatadas a través de una iniciativa denominada Editatona, en la cual 42 escritoras se han dado a la tarea de publicar perfiles de mujeres indígenas que destacan en campos como la promoción cultural, defensa de derechos humanos y medicina tradicional. Entre ellas se encuentra Martina García Cruz, bordadora artesana de origen otomí en Chilcuautla Hidalgo, quien hace más de 60 años trabaja en la preservación de las técnicas del telar de cintura y quien además, en el 2013 inauguró un centro de herencia ancestral y artística.

El papel que juegan los pueblos indígenas, y en especial el de las mujeres, ha sido fundamental en la conformación de la historia cultural de nuestro país; sin embargo, sigue siendo un aspecto invisibilizado o directamente negado a pesar de las evidencias fácticas que hay sobre ello. Por eso las mujeres indígenas continúan viviendo en situación de desigualdad social y política, limitando la promoción de la igualdad de género como condición necesaria para erradicar la pobreza y el hambre en el país.

El reconocimiento y la valoración a los aportes del trabajo cultural de las mujeres indígenas resulta indispensable en la lucha a favor de un México más democrático e incluyente. ¿O usted que opina querido lector, lectora? ¿A cuántas guerreras indígenas conoce o reconoce? Espero que a varias.

Por ahora le recomiendo que haga patria respetando y enarbolando a nuestros pueblos originarios y, disfrutando sin remordimineto de unos deliciosos chiles en nogada, patrimonio gastronómico de este maravilloso país. ¡Que tenga usted, una excelente semana!

Escrito en: Desde afuera mujeres, indígenas, pueblos, México

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