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Bajo Palabra

Ladrón que roba a ladrón tiene trabajo en la Cuarta Transformación (*)

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Ladrón que roba a ladrón tiene trabajo en la Cuarta Transformación (*)

Ladrón que roba a ladrón tiene trabajo en la Cuarta Transformación (*)

VÍCTOR HUGO CASTAÑEDA SOTO

Es una verdad irrefutable que la bandera insigne del presidente Andrés Manuel López Obrador, de combatir la corrupción, es pura demagogia y verborrea santificadora, pues en los hechos es una realidad que el pus de la corrupción circula en cantidades industriales por Palacio Nacional, faltando a su palabra y al decoro de la figura presidencial.

En estos casi dos años de infierno sexenal morenista, ha quedado reiteradamente demostrado que los más cercanos colaboradores del Presidente son los principales saqueadores de la nación, entre ellos, su propio Secretario Particular, Alejandro Esquer, involucrado en los desfalcos y desmontaje de joyas resguardadas en el ridículo Instituto Nacional para Devolver al Pueblo lo Robado.

Hoy sabemos, por declaraciones de su ex Director, el académico Jaime Cárdenas, que el órgano encargado de convertir en política social para los más pobres los antiguos despilfarros gubernamentales y los tesoros decomisados al narcotráfico son presa del saqueo de sus propios funcionarios, del desfalco por las malas gestiones y de contratos amañados que amenazan con llevarlo a la quiebra.

La larga lista de latrocinios ha sido develada y explicada por su propio exdirector, Jaime Cárdenas, en una ya muy clásica carta de renuncia (recuérdese a Carlos Urzúa y a German Martínez Cázares) y, cuyo contenido pega en el monólogo del presidente López de su combate férreo a la corrupción, cuando desde sus oficinas se orquestan las peores fechorías.

La escena se repite: siendo jefe de Gobierno el ahora pequeño Presidente de la República, su entonces Secretario Particular (René Bejarano) y su Secretario de Fianzas (Gustavo Ponce) fueron sorprendidos infraganti cometiendo fechorías relacionadas con el tráfico de dinero ilegal; hoy nuevamente esas escenas se replican con su nuevo Secretario Particular y, por supuesto, el entonces Jefe de Gobierno y el ahora Presidente de la República afirma que ni enterado estaba.

Fiel a su estilo, el Presidente ha desacreditado públicamente a su amigo el exdirector del Indep, Jaime Cárdenas, quien describió no solo el robo de las joyas, sino las bóvedas arrasadas y las subastas manipuladas, que ahora manchan la reputación de una de las instituciones insignia del Gobierno y dejan en la orfandad moral al presidente López

Por si hubiese alguna duda, del robo al Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado, el ahora exdirector describió en su carta de renuncia y luego en una extensa y explícita entrevista para el periódico Refoema cómo se perpetraban los hurtos. Tras el decomiso de joyas a la delincuencia organizada y desorganizada, la Fiscalía General de la República (FGR) enviaba las piezas al Indep para ser resguardadas y eventualmente subastadas. Entraba un brazalete de oro blanco de 14 quilates con 37 incrustaciones de rubíes a la bóveda del Instituto y tiempo después salía otro con solo 33 incrustaciones. Llegaba un collar de oro blanco con chispas de diamante y aparecía roto y con falsificaciones de piedras preciosas, seis gramos más ligeros que como se había entregado originalmente.

La promesa del Presidente de transparentar las confiscaciones a la delincuencia y convertir las incautaciones en recursos para programas sociales, quedó en el peor de los ridículos y ya nadie cree en la bandera de la purificación de la 4T, que terminó siendo una transformación de cuarta en perjuicio del pueblo de México.

Por si el anterior escándalo fuera poco, ahora nos informan que el famoso cheque de 2 ml millones de pesos, que el Fiscal General de la República entregó, en la mañanera, al presidente López, para pagar los premios de la NO rifa del avión presidencial, no tiene fondos y ni siquiera fue ingresado al patrimonio del Indep y ahora nadie sabe, nadie supo del paradero de los dos mil millones de pesos.

De la ilegal recolecta de dinero en efectivo que realizó el hermano presidencial incómodo Pío López Obrador, se nos dijo que eran "donaciones para la causa" y más temprano que tarde nos dimos cuenta de que otros dos hermanos presidenciales, José Ramiro y Martón López Obrador, están inmiscuidos en una escandalosa trama financiera, llevada al ámbito penal en contra del empresario Valdemar Ibarra Cavazos, coaligado con el abogado Juan Collado. De estos delitos, no se ha integrado carpeta de investigación alguna, y el Presidente de la República ha solapado a sus hermanos, faltando a su palabra de que solo respondería por su hijo menor, Jesús Ernesto López Gutiérrez, y que el resto de su familia tendría que responder por sus propios actos. A 22 meses del desgobierno del pequeño presidente López Obrador, nos queda claro que el huevo de la serpiente de la corrupción está en las finísimas oficinas de Palacio Nacional y, más específicamente, en la propia oficina de su Secretario Particular, y el Presidente, lejos de dar vista al Ministerio Público, solo reparte culpas contra los medios de comunicación y los neoliberales.

Queda por visto que en el Gobierno del Andrés Manuel López Obrador la corrupción corre a mayor velocidad que la pandemia del Covid-19 y, con la ironía que usaba Carlos Monsiváis, se puede afirmar que "...es verdaderamente impresionante que el Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado estaba robando al pueblo lo devuelto..."

(*). - Tomado de la cuenta de twitter, @007Lola_Mento

Escrito en: Bajo Palabra López, Presidente, ahora, presidente

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