Kiosko

DESDE AFUERA

Haciendas, chiles y brujas

DESDE AFUERA

Haciendas, chiles y brujas

Haciendas, chiles y brujas

DALILA RIVAS CORONEL

Tomarnos el tiempo de viajar por carretera es ofrecernos la oportunidad de sentirnos exploradores, descubridores de universos distantes y distintos, descubridores también de las almas que los habitan. Para ello, no es necesario recorrer miles de kilómetros de distancia, podemos incluso descubrir la calle que diario andamos; así me pasó cuando después residir por 4 años el mismo departamento, me topé a una cuadra con don Evaristo, un vendedor de hortalizas orgánicas que hace de las aceras su pequeño mercadito ambulante, desde entonces no llevo ni fruta ni vegetales del supermercado.

Así es como he encontrado o quizás me han encontrado lugares que están, pero que no vemos. La ex Hacienda de la Concepción es uno de esos extraordinarios parajes que ha habitado por casi 200 años a la orilla de un camino que de a poco se ha ido olvidando. Ubicada a unos cuantos kilómetros antes de arribar a Villa Unión en el municipio de Poanas, se trata de unas ruinas a las que le sobrevive una hermosa capilla con su techo de viguería original del siglo XVIII, un campanario con cúpula rematado con una cruz de fierro y una puerta con arco de medio punto; de paredes enmohecidas y patinadas por el tiempo, ha logrado mantenerse de pie, digna, en espera del viajero curioso que la note y decida frenar para ir a su encuentro. Yo fui por cierto, uno de esos viajeros que exponiéndome a una reprimenda por allanamiento de morada, brinqué osadamente la cerca de alambre para caminar hasta la gran puerta de madera que celosa, resguarda los secretos de esa pequeña construcción cristiana; aún así, y si uno se empeña, se puede asomar entre las vetustas ranuras que nos hacen imaginar escenas que ahí pudieron suceder.

Durante esta época la pequeña capilla se enmarca de un color verde oscuro. El recorrido nos permite apreciar hectáreas de surcos de donde brotan miles y miles de chiles poblanos. Y es que déjeme decirle que Poanas es tierra labrada, es tierra generosa que se da a las manos de los habitantes de esa región, esos mismos que al terminar la pizca se asientan en alguna esquina de las calles de Villa Unión para ofrecer su cosecha por kilos. Uno puede hacer un festín al regresar a casa: rajas con crema, chiles en nogada, chiles capeados, spaguetti verde, macarrones a la mexicana, en fin, el gusto se lo dejo a usted querido lector, lectora.

La misma vía asfaltada que cruza esos fértiles campos, nos deja al descubierto otro vestigio del trajín de vidas pasadas: la ex Estación Poanas, patrimonio ferrocarrilero de México. Esta hermosa estación de piedra y cal sin revestimiento y con cien años de edad, se alza bella y orgullosa, junto a ella un enorme y vigoroso sauce, de los muchos que hay por la zona.

La parada para degustar gorditas rellenas es inevitable. Doña Mary es una excelente anfitriona y cocinera tradicional que prefiere calentar la hornilla con leña y moler nixtamal para hacer la masa. En su opinión la harina preparada es un engaño y por eso las tortillas no saben a nada. Yo le creo, especialmente por la de papa con chile ¡Qué sabrosa!

Cuenta la tradición oral que Poanas significa tierra de brujas, y en su haber hay narraciones fantásticas. Una de ellas dice que si nos quedamos a la intemperie, entre los campos de cultivo observando la luna llena hasta entrada la madrugada, un embrujo envolverá nuestra alma llevándonos a conocer el cielo o el mismísimo infierno ¿Qué miraríamos? ¿Qué sentiríamos? No lo sabemos, a menos que la próxima luna llena esperemos despiertos en la penumbra. Yo por mi parte prefiero seguir recorriendo caminos andados, porque en ellos descubro los secretos de la historia y quizás, las verdades que nos esconde la vida. Le deseo una extraordinaria semana plagada de gloriosas aventuras.

Escrito en: Desde afuera esos, chiles, tierra, miles

Noticias relacionadas

EL SIGLO RECIENTES

+ Más leídas de Kiosko

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas