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Claudia Berrueto

La poesía te otorga una fortaleza interna: Berrueto

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La poesía te otorga una fortaleza interna: Berrueto

DANIELA CERVANTES

"Si la prosa es una casa, la poesía es alguien en llamas corriendo a través de ella", mencionó alguna vez la poeta canadiense Anne Carson. Esa fue su manera de referirse a un género literario, que, en cambio, en el criterio del extinto escritor argentino Julio Cortázar no tiene definición. El también profesor pensaba que el intento de conceptualizar a la poesía, era un acto que la alejaba justamente de su casto significado.

"¿Quién ha podido definir la poesía hasta hoy? Nadie. Hay dos mil definiciones que vienen desde los griegos que ya se preocupaban por el problema, y Aristóteles tiene nada menos que toda una Poética para eso, pero no hay una definición de la poesía que a mí me convenza y sobre todo que convenza a un poeta. En el fondo el único que tiene razón es ese humorista español (creo) que dijo que la poesía es eso que se queda afuera cuando hemos terminado de definir la poesía: se escapa y no está dentro de la definición", escribió el autor de afamada novela Rayuela.

Por su parte, a la poeta saltillense Claudia Berrueto la primera imagen le resulta hermosa y desafiando la postura de no definición de Cortázar, ella abraza la idea de que la poesía es la oportunidad de encontrar un asidero. La considera como un espacio en blanco y un tanto en el desamparo.

"Para mí es un espacio en blanco pero no vacío, creo que ahí es lo que a uno lo activa a buscar un lenguaje, a pensar una imagen. En fin, a crear su mundo dentro de ese espacio blanco que es un desamparo la mayor parte de las veces".

Cabe mencionar que su pluma de tinta coahuilense, ha posicionado Berrueto a galardones como el Premio Nacional de Poesía Tijuana (2009) y al Premio Iberoamericano Bellas Artes de Poesía Carlos Pellicer para Obra Publicada (2016).

Así mismo Polvo doméstico, Costilla flotante y Sesgo, son los tres compendios, en los que, hasta el momento, impregna su mirada poética para versar en torno a situaciones que son parte de los pliegues de la humanidad: el amor, lo erótico, la soledad...

Berrueto, cómo casi todos los condenados al verso, firmó su sentencia poética merodeando en su adolescencia, etapa en la que se le podía ver frente a compendios de autores como Jaime Sabines, Pablo Neruda o Rosario Castellanos.

Y cómo ocurre, casi siempre, con los destinados al sendero literario, Claudia no pudo desmarcarse de su destino y al llegar el momento se matriculó en la escuela de Letras españolas ligada a la Universidad Autónoma de Coahuila.

Pronto se asumió como becaria de la Fundación para las Letras Mexicanas, y del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes en dos ocasiones, en el área de poesía de Jóvenes creadores.

Su metamorfosis como escritora se ha ejecutado en los márgenes de las hojas en blanco, frente a las que siempre termina desnudándose, con la encomienda de edificar las expresiones explorando su lengua en busca de un alivio poetizado.

"Yo lo que he buscado es edificar una expresión, conocer mi lengua, crear un lenguaje a partir de lo cotidiano de la vida, de experiencias, de lecturas, de música, de cine. De ejercer una búsqueda en todos los vasos comunicantes posibles".

Esta poeta saltillense se considera pesimista, no concuerda con la popular idea de que la poesía salva.

Dijo, su criterio más bien se recarga en el pensamiento de que las palabras, en este formato, regalan lucidez: "creo que (la poesía) puede otorgar una fortaleza interna y crear mucha empatía. Leer poesía es ponernos en el lugar de otro, porque en la lectura de un poema existe un encuentro entre autor y lector, en donde hay una identificación. Es decir, sabes que otra persona también está sintiendo lo que tú sientes pero que tú no pudiste decir, y entonces en el poema lo encuentras".

Y es, en ese sentido, en el que milita su pluma, porque al final, expresa: la poesía tiene el don de acompañar. "No voy a decir que la poesía puede cambiar al mundo, detener masacres, o frenar al crimen organizado. Yo no creo en eso. Concibo más bien, que todo es una reflexión a un nivel muy individual".

UNIVERSO POÉTICO

Sobre el modo en cómo construye sus poemas y la atmósfera que procura para escribirlos, Berrueto compartió que su cama es el mejor campo de acción para disparar versos dirigidos, justamente, para hablar sobre la intimidad.

A la poeta la posee la cuestión: ¿Quiénes somos cuando estamos solos? "Sobre todo cómo nos miramos a nosotros mismos, eso es lo que me interesa mostrar, tratar de exteriorizar eso, para mí, es muy importante".

Así como, indicó, esencial también es su casa, la que habita y recurre siempre para reencontrarse con su universo poético. "Mi casa es mi cabeza, para mí es muy importante habitar un lugar para poder escribir".

Es así que la poeta hogareña se aparta del exterior y rechaza a las redes redes sociales para conectar con su poesía, que luego de que la esculpe le da salida de la mano del destino, pues considera que si alguien habrá de toparse con sus letras, entonces lo hará, simplemente sucederá, sin que ella o alguna plataforma digital halla intervenido. Y será entonces, que expresó, su poesía tendrá sentido.

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