El rebrote: Las horas difíciles para Durango

Es oficial: en Durango tenemos un aumento muy considerable en el número de casos confirmados de COVID que se están reportando a diario.

Pero, la cifra no es lo más impactante sino que a estas alturas de la pandemia todos tenemos un conocido, un amigo, un compañero o un familiar que se ha contagiado, ha sido hospitalizado y en el peor de los casos ha muerto a causa de la enfermedad.

Hay miedo, es verdad, pero no tanto como para obligarnos a tomarnos más en serio el riesgo latente de contagiarnos en cualquier momento, aun así, la realidad es más compleja si tomamos en cuenta la ocupación hospitalaria que se está reportando en la capital.

El personal de salud empieza a ser insuficiente para atender a los enfermos que llegan a las clínicas y los tanques de oxígeno escasearon en la ciudad este fin de semana, tanto que ante la desesperación de quienes necesitaban para un familiar, buscaron en ciudades vecinas, sin éxito alguno.

Mientras en Gómez Palacio y Lerdo, donde se llegó a considerar el epicentro de la enfermedad en el estado, el número de pacientes empieza a disminuir considerablemente, producto de ser más drásticos en las medidas que se están aplicando.

No hay duda que los bares tendrán que volver a cerrar, los restaurantes a restringir sus horarios y muchas actividades tendrán que disminuir drásticamente su número de asistentes. Los gimnasios e Iglesias deberán reconsiderar su apertura porque el riesgo es mucho mayor en espacios cerrados donde se canta o se realizan acciones físicas que obliga a una mayor transpiración.

Es por el bien de todos, pero la resistencia es mucha, la pandemia no tiene para cuando terminar y la situación económica de muchas familias está en juego. Por eso para no volver a cerrar se tiene que regular el comportamiento que hemos tenido cada uno de nosotros ante esta emergencia.

Sobre todo si tomamos en cuenta que nuevamente la semana que terminó ocupamos e primer lugar de movilidad a nivel nacional, por encima hasta de la Ciudad de México, claro guardando la proporción en el número de habitantes.

No será fácil, pero la autoridad tendrá que ser mucho más drástica de lo que ha sido hasta el momento y entender que endurecer las sanciones tiene un solo propósito: protegernos hasta de nosotros mismos.

La venta de alcohol se tiene que limitar porque es el motor principal, detrás de cada reunión social y está probado que los llamados que se han hecho no ha podido funcionar con consecuencias que van directo a la salud y la vida de todos y cada uno de nosotros.

Salud y Economía están en juego, es momento de encontrar los equilibrios que le permitan a nuestro estado seguir adelante. Ya no hay tiempo. Chihuahua, Nuevo León y Durango tienen un incremento exponencial de casos a nadie más que a todos nosotros nos toca frenarlo.