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SORBOS DE CAFÉ

Defectos en el espejo

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Defectos en el espejo

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MARCO LUKE

Ahí estaba el niño, sentado en un rincón, con las piernas recogidas y la cabeza escondida entre sus muslos como avestruz.

Todavía temblaba y sollozaba. El padre, tambié temblaba pero, al contrario del niño, él, lo hacía motivado por la necia rabia que no terminaba de irse a pesar de la paliza propinada a su hijo.

«¡Vete a acostar!» Le ordenó, y en la voz todavía escapaban secuelas de la ira retumbando en un ensordecedor tono.

El menor, sin pensarlo dos veces, tomó la oferta y se levantó para correr hacía su habitación.

«Es que mi marido es de carácter fuerte» Decía la esposa justificando ante la visita el acto de "corrección" hacía el infante.

¿Su pecado? Una mala calificación en geografía.

«Asusta cuando se enoja ¿verdad?» se sinceró un poco la comadre quien visitaba la casa.

«¡SI!» Respondió naturalmente la esposa. «Y no lo has visto cuando se pelea en la calle» Manoteaba la señora. «Hace un par de semanas, bajó a golpes a un conductor que no le quiso dar el paso en una calle» Dió un sorbo al té mientras el marido se reincorporaba a la plática. «Es que me viejo es de carácter fuerte» Sobó la rodilla del marido y sonreía orgullosa.

«¡Así me educó mi padre y soy un hombre de bien!» Orgulloso, acompañó su argumento dejando vacía de un solo trago la cerveza recíen abierta. «Aunque casí nunca estuvo en casa, porque esos si...» Rió orgulloso «...aunque era mujeriego a más no poder, tuvo tiempo y carácter para educarnos a los diez hermanos que somos»

«Entonces, ¿era también de carácter fuerte?» Preguntó pasivo el compadre.

«¡Uff!» exclamó frunciendo el ceño. «Con decirte que, ya a mis 18 años, cuando le dije que quería ser futbolista, ¡me dio una golpiza de aquellas!» ser rió nuevamente «pero mira, me quitó esas ideas estúpidas y ahora tengo un trabajo decente»

«¡A propósito!» Se alarmó el visitante dando un par de palmadas a su mujer. «Ya es tarde y mañana es lunes»

«¡Es verdad!» Respondió ella. «¡Vámonos!»

Los compadres tomaron sus cosas y se retiraron casi de inmediato.

«¿Vamos a dormir amor?» Cuestionó cariñosamente la mujer.

«¿Qué eres mi nana o que?» Respondió molesto. «Vete a dormir tú. Yo voy a terminarme estas cervezas que quedaron»

«Pero mañana vas a trabajar»

«Tengo los pantalones suficientes para ir a trabajar aunque esté borracho»

La mujer calló y se alejó de ahí.

«¡Odio los lunes!» Se quejaron hasta el amanecer, la frustración, el miedo, el conformismo, la mediocridad y la cobardía de aquel hombre de "carácter fuerte".

Escrito en: Sorbos de café carácter, marido, Respondió, hacía

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