Nosotros

PADRES E HIJOS

Solidaridad, indispensable

PADRES E HIJOS

Solidaridad, indispensable

Solidaridad, indispensable

IGNACIO ESPINOZA GODOY

En tiempos difíciles, la humanidad ha salido adelante gracias a que está dotada no sólo de un instinto de supervivencia que le permite afrontar y superar los peligros que se le presentan, sino también en virtud de que se genera una especie de sensibilidad que surge a partir de que observa a un miembro de su círculo que está sufriendo o padeciendo ya sea por alguna carencia o enfermedad, de tal forma que se despierta esa actitud, ese sentimiento de solidaridad que nos impulsa a ayudar a quienes nos rodean, sin importar qué tan allegado es a nuestro entorno más cercano, tal como ha ocurrido en catástrofes o pandemias como la que actualmente azota al mundo.

De esta manera, por ejemplo, hemos sido testigos, a través de los diferentes medios de comunicación, de cómo se multiplican esos gestos de generosidad, de empatía con aquellas personas que por diferentes razones han tenido que soportar los efectos del coronavirus, ya sea directa o indirectamente, y más cuando se carece de recursos económicos o de familia que les dé la mano en esos momentos terribles en los que parecería que todo es oscuro y muy complicado.

Entonces, se ha constatado cómo, generalmente, hay una mano extendida que ofrece su calidez y lo poco o mucho que tiene para ayudar a mitigar esos problemas que, en primera instancia, podrían parecer difíciles de cargar sobre los hombros, sobre todo cuando no hay alguien alrededor que brinde un poco de su tiempo y de aquellos elementos materiales que sirvan para sobrellevar todo lo que implica el sufrimiento generado por esa enfermedad que, en el caso de nuestro país, ya ha cobrado la vida de cerca de 89 mil personas hasta este domingo y que amenaza con aumentar significativamente esa cifra mientras no se aplane lo que los expertos llaman la curva de contagios, es decir, que descienda el número de casos positivos de Covid-19.

Lamentablemente, así como hemos sabido de casos en que quienes han padecido esa enfermedad han tenido el acompañamiento de un ser querido o de una persona muy cercana, también existe el otro lado de la moneda, aquel donde quienes han sufrido los estragos de dicho mal se encuentran en un estado de abandono tal que, en algunas ocasiones, propicia que el virus avance más rápido de lo pronosticado, con todo lo que representan sus efectos a tal grado de que las ganas de vivir abandonan a quien se halla postrado en la cama de un hospital.

Y es que se ha comprobado que las personas que han contraído Covid-19 y que tienen familia o seres queridos que los esperan fuera del hospital, que siempre han estado al pendiente de su evolución, son quienes generalmente superan ese trance y libran exitosamente esa batalla para reincorporarse gradualmente a su vida "normal" (si es que se le puede llamar así después de ese episodio), donde buscan retomar sus actividades cotidianas tras haber atravesado por ese periodo en el que, según cuentan algunos, se viven momentos de angustia, dolor e incertidumbre, entre otros sentimientos que experimentan cuando se encuentran en la cama de un nosocomio o en la soledad de una habitación del hogar.

No obstante, también se ha corroborado que los pacientes de Covid-19 que no cuentan con familia o amistades que los cuiden o estén al pendiente de ellos, en algunos casos, se sumen en un estado de crisis depresiva que genera que su organismo no responda adecuadamente al tratamiento que se les suministra, de tal manera que su evolución no siempre es satisfactoria que en aquellos casos en los que se trata de enfermos que tienen un padre, una madre, un hermano o hijos que los esperan en el hogar para terminar con ese tratamiento que les ayudará a superar totalmente ese padecimiento.

Cuando se trata de pacientes que, por alguna razón, no tienen familiares cercanos que los apoyen en estos momentos difíciles, se ha sabido de casos en que amistades o vecinos cercanos o muy allegados los han ayudado a sobrellevar la enfermedad cuando se recomienda un aislamiento o cuarentena de un par de semanas en el mismo domicilio, cuando se observa que los síntomas de la enfermedad no son tan severos y que los médicos consideran que con un tratamiento de ciertos medicamentos pueden superar el padecimiento en ese lapso, a menos de que hubiera complicaciones en ese mismo periodo.

Por supuesto que no es sencillo lidiar con esa enfermedad cuando los síntomas se agravan a tal grado que el paciente debe ser internado en un hospital especializado donde existe un área específica para pacientes con Covid-19, de ahí que se recomienda hacer una llamada telefónica cuando se manifiestan algunas de esas señales, tales como dolor fuerte de cabeza y de articulaciones, fiebre muy elevada y dificultad para respirar, entre otras, de ahí que es necesario no dejar pasar por alto algunos de esos síntomas para atenderlos oportunamente, antes de que la enfermedad avance.

En conclusión, amable lector(a), los seres humanos debemos ser más solidarios con quienes padecen o han padecido esa enfermedad, sobre todo si tenemos los medios para ofrecer nuestra mano generosa a quien sufre alguna carencia de tipo material o afectiva.

Seguramente, después de ayudar a quien lo requiere, nos sentiremos mejor sabiendo que pudimos contribuir a mejorar el nivel de bienestar de una persona que necesitaba nuestra mano solidaria en esos momentos en que esperamos una muestra de afecto, de cariño para sobrellevar y superar esa enfermedad que azota en estos tiempos a la humanidad entera.

Escrito en: Padres e hijos enfermedad, esos, quienes, que,

Noticias relacionadas

EL SIGLO RECIENTES

+ Más leídas de Nosotros

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas