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Para el mundo nací cuando el fuego encendí

El Congreso del derecho del deporte y la olimpiada cultural también fueron novedades en México

Para el mundo nací cuando el fuego encendí

Para el mundo nací cuando el fuego encendí

AGENCIAS

Veinte deportes, ciento doce países y casi 6 mil atletas participaron en los Juegos Helénicos de México 68. Aún se recuerda la edición de estos juegos en México como una de las mejores en la historia.

La villa olímpica tan solo era enorme y espectacular, las frutas y los alimentos dejaron enamorados a los atletas de los manjares mexicanos y las ceremonias de apertura y clausura fueron igualmente históricas. La ceremonia de apertura por tener por primera vez a una mujer encendiendo el pebetero y la de clausura porque México ganaba un número de medallas récord en su historia deportiva.

SE FUERON LOS ENTRENADORES

Lamentablemente la mayoría de los entrenadores regresaron a sus países apenas concluyeron los juegos olímpicos. Fue un compromiso con el gobierno mexicano. Habían sido convocados para entrenar a las selecciones mexicanas y que destacaran en esa justa. No se contemplaba que ninguno de ellos se quedara.

La selección de atletismo era fuerte y muy joven, sin experiencia y sin fogueo internacional. Puzio confiaba en nosotros y nos señalaba como las grandes promesas para Múnich 72. Sin embargo, dadas las condiciones políticas y económicas de México, los integrantes de la selección nos quedamos sin apoyo, sin entrenadores ni preparadores físicos.

Fuimos abandonados. Estuvimos un año concentrados en las instalaciones del CDOM, pero día tras día fue lo mismo: la ausencia de entrenadores con quiénes trabajar.

México 68 tuvo varias plusmarcas mundiales y olímpicas; el número más alto de medallas olímpicas ganadas en la historia del país. En ese marco comparativo, Múnich 72 fue un fracaso. No se acercó el número a la cantidad de medallas obtenidas en el 68, puesto que solo se obtuvo una medalla.

Quedó en claro que esa invitación a varios entrenadores extranjeros a México fue un compromiso para lucir como nación anfitriona y no un interés nacional para elevar el nivel deportivo a partir de entonces. México 68 fue "una llamarada de petate".

México instauró la villa olímpica en los juegos de verano. La enorme variedad de frutas y verduras fueron de primer nivel, de gran calidad. Muchos atletas jamás habían saboreado muchas de las frutas que México ofrecía y por ello los deportistas hablaban del menú olímpico mexicano cuál paraíso terrenal para el atleta. El temor por la altura se disipó una vez que llegaron al país. Los dormitorios y departamentos eran muy lindos y cómodos. Un ambiente festivo y seguro reinó siempre.

El Congreso del derecho del deporte y la olimpiada cultural también fueron novedades en México. Una vez concluidas las eliminatorias, los mexicanos nos quedamos apoyando a nuestros deportistas que aún competían.

El medallero de México 68 fue generoso con la afición. Los atletas mexicanos, de entre 17 y 22 años de edad, teníamos la certeza de que estaríamos ahí por más de una experiencia olímpica. Sabíamos que teníamos el potencial deportivo a la altura, además de la alianza con entrenadores que motivaban y enseñaban lo apropiado, eso dio como resultado varios triunfos en el podio del Olimpo.

BUENA GENERACIÓN

México 68 somos una generación muy unida, seguimos viéndonos como amigos. Es un orgullo personal haber creado el "Recorrido del fuego simbólico por La Paz y el deporte", realizándolo cada cinco años. Es una carrera de relevos de antorchas que comienza un mes antes del día 12 de octubre y corre desde los puntos más distantes del país hasta llegar a la ciudad de México. Todos aquellos que desean sentir la magia de la antorcha participan, es una carrera para todos. Me pesó mucho no haber podido participar en otros juegos olímpicos. No solo porque tuve grandes deseos deportivos, sino porque además sabía que tenía la capacidad para lograr otros triunfos. Yo di marca para ir a Múnich 72, pero por diversas causas los dirigentes no me dejaron hacer nada más ni volver a participar. Guardé mis sueños olímpicos y comencé la universidad.

El deporte y la educación física deben ser una materia de asignatura curricular para nuestros niños y jóvenes hasta el nivel de preparatoria. Siempre lo he creído así porque el deporte complementa los valores aprendidos en familia, enseña disciplina y promueve una gran formación. El deporte a lo largo de la formación de los jóvenes mexicanos solo puede traer como consecuencia beneficios al país, menos problemas juveniles y generaciones más completas.

Como diputada quise legislar, pero no es fácil actuar dentro de la política. Se requieren esfuerzos nacionales en conjunto. En el plano del deporte de alto rendimiento, es injusto y doloroso ver que atletas perfectamente capaces y preparados vean sus sueños truncados. Muchos se quedan sin la oportunidad de participar debido a decisiones en manos ajenas, política o voluntades basadas en todo menos en quiénes son los más capaces para representar deportivamente a México.

Entre los deportistas de mi época, recuerdo grandes amistades que hice y enormes atletas que conocí de todo el mundo. Puedo decir que hay más similitudes entre todos que diferencias. De la mano de grandes entrenadores, el talento bien conducido genera siempre grandes resultados para la historia del deporte. Así ha sido mi vida, pienso que me ha planteado pruebas máximas, momentos cruciales sin previo aviso que han llegado de un día para otro. He estado expuesta a dificultades y peligros de los cuales he logrado salir victoriosa. Ahora sé que mis hijos son el resultado de dos grandes amores: mi esposo y mi pasión por el deporte.

Me han entregado diversos reconocimientos a nivel nacional e internacional que he acumulado desde hace casi 50 años. Me enorgullece y me honra ser parte de la historia del mundo deportivo.

En el año 2016, el Senado de la República Mexicana me entregó un reconocimiento por mi trayectoria deportiva a casi medio siglo de mi participación en los Juegos Olímpicos de México 68.

Todas estas muestras de gratitud me motivan a seguir activa en el impulso al deporte nacional y la protección de nuestros atletas.

Aquel 12 de octubre de 1968, entendí que mi misión en el mundo del deporte no era solo conmigo misma, iba más allá de ser campeona nacional de atletismo, más allá de mi anhelo de ser medallista olímpica: mi misión era ascender los escalones portando la llama en la única edición olímpica en Latinoamérica y siendo una mujer por primera vez en su historia. Sin lugar a duda, las olimpiadas son la gesta deportiva más importante del mundo. 48 años después, Brasil 2016 hizo una vez más de Latinoamérica, la segunda anfitriona, de los juegos de verano.

SUS HIJOS SON SU ORGULLO

Mis tres hijos Mario, Enriqueta y Oliver, waterpolista medallista centroamericano, ellos son mi gran medalla, son, el legado de un amor inmenso que hoy me consagra como una mujer feliz; me casé muy enamorada de mi esposo, el tijuanense jugador nacional de baloncesto Mario Álvarez, pero la vida muy pronto y cruelmente me arrebató al gran amor de mi vida. Perdí al padre de mis hijos Mario Álvarez en un trágico accidente aéreo, a partir de entonces fuimos los cuatro y mi nieta Constanza, la familia Alvarez Basilio, me inyectan de energía, valor y alegría. Sin duda, mi gran triunfo está en mis hijos, por sus logros académicos, deportivos y personales, no hay nada más importante que ellos.

¡Cuántos privilegios me ha dado la vida!. En el quincuagésimo aniversario de aquella gesta olímpica mexicana, 12 de octubre del año 2018, tuve el honor nuevamente de encender el pebetero olímpico conmemorativo en Ciudad Universitaria, había transcurrido medio centenario desde aquel inolvidable 12 de octubre de 1968.

Al haber sido seleccionada para llevar a cabo la responsabilidad de ser portadora de la antorcha olímpica en México 68, fui instrumento eterno para colocar por vez primera a la mujer en el centro de la atención deportiva mundial. De ello estoy muy orgullosa, agradecida y satisfecha.

En 1968 no sólo encendí la flama olímpica, también encendí el corazón de las mujeres, la llama por la justicia, la igualdad, la equidad y todos los valores que nos pertenecen.

"Queta" Basilio murió 13 meses después de celebrarse los 50 años de México 68 y haber encendido aquel histórico pebetero olímpico conmemorativo, por segunda y última vez.

Histórico

Veinte deportes, ciento doce países y casi 6 mil atletas participaron en los Juegos Helénicos de México 68.

*Aún se recuerda la edición de estos juegos en México como una de las mejores en la historia.

*La ceremonia de apertura, por tener por primera vez a una mujer encendiendo el pebetero, y la de clausura, porque México ganaba un número de medallas récord en su historia deportiva.

*México 68 tuvo varias plusmarcas mundiales y olímpicas, el número más alto de medallas olímpicas ganadas en la historia del país.

*El medallero de México 68 fue generoso con la afición. Los atletas mexicanos, de entre 17 y 22 años de edad, teníamos la certeza de que estaríamos ahí por más de una experiencia olímpica.

*México 68 somos una generación muy unida, seguimos viéndonos como amigos.

*El deporte a lo largo de la formación de los jóvenes mexicanos solo puede traer como consecuencia beneficios al país, menos problemas juveniles y generaciones más completas.

Escrito en: Araceli Martinez Rose México, deporte, atletas, historia

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