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ARMANDO FUENTES AGUIRRE (CATÓN)

Hace unas noches se apareció en la vieja casona del Potrero el espectro de doña Francisca de la Peña y Peña.

Ninguno de nosotros lo vio. Todos dormíamos. Supimos que se había aparecido porque siempre que viene quita de la pared el retrato del que fue su esposo y lo echa al bote de la basura. Ahí amaneció la fotografía, igual que ha sucedido en otras ocasiones.

Al parecer el rencor de doña Francisca tiene fudamento. Su marido la maltrataba de palabra y obra. Raras veces le daba para el gasto, de modo que ella y sus hijos dependían del poco dinero que los papás de la señora le enviaban de Saltillo. Además el señor era infiel. Tenía hijos ahí, lo mismo que en Santiago, la Laguna de Sánchez y Rayones: igual que en Casillas, Santa Rosa y La Cebolla.

No nos extraña, entonces, lo que hace doña Francisca cuando se aparece. Volvemos a poner en su lugar el retrato del coronel. Ahí estará hasta que la señora se aparezca otra vez.

¡Hasta mañana!...

Escrito en: Mirador doña, Francisca, señora, hijos

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