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ARMANDO FUENTES AGUIRRE

Nunca me cayó bien el tío Leno.

Se llamaba Eleno. Sus padres le pusieron ese nombre porque nació un 18 de agosto, fiesta de Santa Elena, y en aquellos años los hijos eran bautizados con el nombre del santo del día de su nacimiento, fuera el nombre cual fuere. En el rancho había una señora que se llamaba Circuncisión porque nació el día de la circuncisión del Señor. La gente le decía Cunita.

El tío Eleno iba a comer con mis papás todos los domingos. Siempre me criticaba, jovencito yo. Decía de mí que no era "persona seria". ¿Cómo podía serlo, argumentaba, si escribía versos y me gustaba el teatro? Una vez apareció en el periódico local un soneto mío en el que hablaba de "la cintura azul de las muchachas". El tío Leno dio su opinión acerca del poema. Sin dejar de mascar su bocado declaró en forma contundente:

-Las muchachas no tienen azul la cintura.

No tengo un buen recuerdo de ese tío. Si sale a la conversación guardo silencio, pues prefiero callar antes que decir algo malo acerca de él. Pero cuando voy a la casa de sus hijas, mis primas, le muestro el dedo medio a su retrato cuando nadie me ve.

A lo mejor el tío Eleno tenía la razón. No soy persona seria.

¡Hasta mañana!...

Escrito en: Mirador nombre, Eleno, llamaba, azul

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