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El Durango que ya no regresará

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El Durango que ya no regresará

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JORGE PÉREZ ARELLANO

En el inconsciente, la mayoría seguimos añorando que cuando termine la pandemia volvamos a vivir en la misma normalidad en Durango a la que estábamos acostumbrados todavía a principios de año. Lamentablemente el tiempo nos ha ido dando golpes de realidad que nos alejan cada vez más de esa posibilidad.

En primer lugar, los duranguenses quedaremos profundamente "tocados" en el aspecto emocional por las ausencias. Será hasta que "pase la emergencia" (si es que llega a pasar completamente) que nos daremos cuenta de la falta que nos harán los amigos, familiares y conocidos que lamentablemente perdieron la batalla contra el Covid-19. Ni siquiera hemos tenido el tiempo para digerir su partida.

Afectaciones a la salud mental y la depresión que estas defunciones causan en la sociedad se incrementarán con el paso de los meses. No olvidemos que Durango ha padecido algo similar año tras año con el tema de los suicidios, cifras que han ido en aumento con sus respectivas afectaciones e implicaciones.

Cada vez son más los lamentables decesos de los que nos enteramos, que van teniendo repercusiones en nuestro círculo social, laboral y familiar. El amigo, el primo, el doctor, el funcionario, el jefe... Vidas que tienen afectación directa sobre nuestro actuar.

Luego, el tema económico. Si bien la economía local (ligada a la nacional, por supuesto) venía dando muestras de un debilitamiento sistemático en los últimos años, la pandemia vino a darles el último tiro de gracia a los grandes, medianos y pequeños comercios. Ni hablar de los emprendedores, que vieron cómo de la noche a la mañana sus sueños y esfuerzos se los llevó el viento.

Tristemente no podemos hablar de solamente ciertos sectores afectados. El virus les pegó a todos (unos más y otros menos) y las repercusiones económicas, según expertos, tardarán hasta diez o más años en poder contenerse y, luego, revertirse. Una larga década que en Durango podría extenderse aún más.

Finalmente, nuestro estilo de vida. Si algo podía presumir Durango era su calidad de vida. Un estado tranquilo, cómodo y barato para vivir. Algo que los locales no valoramos mucho pero que los foráneos envidian debido a nuestro ritmo de vida. ¿Se han puesto a pensar que ya no podrán seguir la misma rutina que antes?

Negocios tradicionales que han sucumbido ante la tempestad. Nuevos conceptos que no tuvieron la oportunidad de desarrollarse. Lugares de esparcimiento que desaparecieron y muchos escenarios más. Pero eso no es todo. ¿Cómo explicarles a las nuevas generaciones (hijos y nietos) que ya no será tan sencillo regresar a sus actividades "normales"?, ¿Cómo estar tantos meses encerrados sin que su comportamiento infantil se vea afectado?

Lo primero que tenemos que hacer es ser muy conscientes de que lo "peor" no ha pasado, como por ahí presumen ciertos políticos queriendo esconder la realidad. Estamos en un momento clave donde lo primero que tenemos que hacer es parar los contagios.

El reto es grande, pero no imposible. Es una realidad (aunque lo queramos negar) que el Durango que conocíamos ya no será igual. No podemos correr sin antes volver a aprender a caminar. ¿Usted ya sabe qué hacer para contribuir a esa nueva "normalidad"? De entrada, ayúdese y ayudémonos a contener la propagación del virus. Y ya después veremos cómo cada quien contribuye a construir un "nuevo" Durango... ¿O usted qué opina?

Twitter: @jperezarellano

Escrito en: Sin Restricciones Durango, hacer, vida., podemos

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