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Trump y su discurso de fraude

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VERÓNICA TERRONES

El Gobierno de México apostó a Donald Trump y perdió. Ahora tendrá que reconstruir el camino andado para generar vínculos y puentes de comunicación con Joe Biden.

Marcelo Ebrard secretario de Relaciones Exteriores fue el artífice de la magnífica relación que Andrés Manuel López Obrador había construido con el actual Presidente de Estados Unidos y ahora se tendrá que definir la conveniencia de que el canciller sea el mejor interlocutor con el Gobierno que asumirá Biden en los próximos meses.

No debemos olvidar que la imagen de AMLO fue incluso utilizada en spots del Republicano. Algunos hubieran pensado que la sustitución de Alfonso Durazo en la Secretaría de Seguridad Pública pudiera encajar con un "Plan B" en caso de que Trump perdiera la Casa Blanca, para que Marcelo Ebrard asumiera esa posición, pero antes se adelantó el Presidente al invitar a Rosa Icela Rodríguez y ahora habrá que esperar los movimientos que se tendrán que hacer desde Palacio Nacional para recomponer la situación.

Claro aún falta la lucha que Trump pudiera emprender para solicitar un recuento y presentar impugnaciones legales, pero está claro que no todos los de su partido están dispuestos a acompañarlo en esa aventura.

Y para muestra un botón: el comunicado que George W Bush, el único expresidente republicano vivo, publicó y en la que deseo éxito a Biden, además de comprometer su ayuda -de cualquier manera que pueda- en la oportunidad de liderar y unificar a Los Estados Unidos.

Y fue más allá al asegurar que el pueblo estadounidense puede confiar en que esta elección fue fundamentalmente justa, integra y con un resultado claro.

Además el fin de semana se observaron discursos de los Demócratas donde se hace énfasis en zanjar las diferencias y comenzar a trabajar por la reconciliación que fortalezca a ese país. Donde todos incluso los más acérrimos opositores tienen cabida para soñar en el poderío de una nación que respeta la libertad, la tolerancia y el respeto para brindar oportunidades a todos.

Otros republicanos no han tardado en deslindarse de los provocadores discursos de Trump, sabedores que entre sus más cercanos seguidores están sectores muy radicales que podrían desatar un escenario de violencia.

Por eso los llamados a la calma son importantes y por la historia de México y Estados Unidos seguramente allá le será más fácil encontrar la manera de pacificar a su nación y convocar a la unidad.

Aquí a casi dos años de la elección, no solamente no se han podido cerrar las heridas, sino que la polarización y los discursos de odio, son el pan nuestro de cada día, y eso no puede llevar a feliz término como se puede constatar en el camino hacia al que se enfila México.

Escrito en: Con Razón Trump, discursos, Estados, Gobierno

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