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Estados Unidos: recuperar a la verdad como lección de una elección

ÉDGAR SALINAS URIBE

¿Por qué la elección presidencial de Estado Unidos cobra tanto interés en todo el planeta? Por múltiples razones: las decisiones políticas, económicas y militares de ese país tienen repercusiones en el resto de las naciones. Dos ejemplos: Al ser el principal patrocinador de organismos como la OMS, el retirarle apoyo o minar mediáticamente la confianza en el organismo tiene consecuencias en la salud de millones de personas, principalmente en países no prósperos y, en circunstancias como la propiciada por el COVID-19, puede ocasionar que se pulvericen esfuerzos para concretar una estrategia global con mínimos de coordinación para mejores resultados. Otro ejemplo sería la retirada del Acuerdo de París que pondría en riesgo la de por sí tímida lucha global para enfrentar la crisis climática, toda vez que Estados Unidos junto con China aportan el 42 por ciento de CO2.

La percepción que se tiene de los Estados Unidos en el mundo es sustancialmente distinta de país a país y tiene que ver mucho con la historia de las respectivas relaciones. Va desde una opinión positiva de sólo 36 por ciento en México a otra del 77 en Corea del Sur. Y entre sus aliados tradicionales va de un 39 por ciento en Alemania a una del 57 en Inglaterra. En Rusia la opinión positiva es del 29 por ciento de acuerdo con el Pew Research Center. Esas diferencias no minan el interés en la elección presidencial de aquel país. Agrade o no, cuando el mundo despierta con sus opiniones positivas o negativas, Estado Unidos está allí.

Entre el torrencial noticioso por la elección de la semana pasada hubo un aspecto que quizá nadie esperaba (considerando que el triunfo de Biden sí era esperado según las encuestas, así como la reacción de Trump, según prominentes grupos de estrategia). Pero nadie imaginaba que la transmisión en vivo de una conferencia de prensa del presidente de Estados Unidos iba a ser interrumpida debido a que, como justificaron su acción CBS, NBC, ABC, Univisión, Trump estaba diciendo mentiras y sus acusaciones no tenían sustento. Esta acción inédita en televisión tenía como antecedente parecido las eliminaciones de mensajes del aún huésped de la Casa Blanca por parte de Twitter y Facebook con explicaciones semejantes.

Ha sido debatido si se trató de un acto de censura. Hay quienes dicen que no, puesto que solo el Estado puede censurar, mientras que los medios, en cambio, ejercen actos de política editorial. Hay quien recurrió a Voltaire (por cierto, la frase textual que se le atribuye no aparece en sus escritos publicados) para recordar que se puede no estar de acuerdo con lo que alguien dice, pero es preciso defender su derecho a decirlo. Otros han señalado que en dos casos la Corte Suprema de Estados Unidos se ha pronunciado en el sentido de que la protección de la libertad de expresión no protege al que con falsedades pone en riesgo a otros. La discusión permanece.

Ese acto, auténtica protección del derecho a la libertad de expresión o censura, según los bandos, también puede ser abordado desde un contexto cultural más amplio y que ha sido comentado desde el atajo nominativo de las "fake news". Es innegable que las tecnologías aplicadas a la información han facilitado la proliferación de mentiras y medias verdades engrosando el desentendimiento, dificultando el acuerdo y normalizando la calumnia y la difamación.

Atravesamos una era en que una acusación no se fundamenta en pruebas sino en su sola verbalización. Una era en la que la información es un fluir de frases sin contexto y la justificante es el flujo mismo. La era del diálogo sustituido por las tendencias y el nuevo amén: el me gusta de las redes sociales. No en vano Trump hizo de Twitter su mecanismo de divulgación predilecto.

Esta normalización del acuso y eso basta lo anticipó el filósofo surcoreano Byung-Chul Han quien avizoró que entre los actos para superar ese entorno se encuentran el rebelarse a participar y a compartir las propuestas sin contexto del flujo prerreflexivo.

Las cadenas televisivas tomaron una determinación casi a la velocidad con que la mentira se diseminaba sin pudor y las acusaciones sin pruebas exigían para sí un espacio prime time como si se tratara de verdades y hechos. Más allá de lo electoral, ese momento es punto de partida para reflexionar sobre la recuperación de la verdad para la democracia y la convivencia decente.

@EdgarSalinasU

Escrito en: EDGAR SALINAS URIBE Unidos, Estados, elección, según

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