El presidente de Bolivia, Luis Arce, nombró este lunes a su primer Gabinete de ministros en el inicio de su Gobierno, con 13 hombres, tres mujeres y el anuncio de que una cuarta asumirá la cartera de Culturas que ha prometido reponer.
El anuncio del nuevo consejo de ministros tiene lugar un día después de la investidura de Arce y de su vicepresidente, el aimara David Choquehuanca.
Militantes de su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS), exsindicalistas, excolaboradores suyos cuando estuvo al frente del Ministerio de Economía y algunos otros exfuncionarios de cargos menores en las gestiones gubernamentales de Evo Morales integran mayormente el primer gabinete de Arce.
El Ministerio de la Presidencia está dirigido por primera vez por una mujer, María Nela Prada, una militante del MAS que trabajó estrechamente con Arce cuando fue ministro de Economía de Morales.
Prada fue la encargada de dar el discurso en representación del Gabinete tras la toma de juramento, agradeciendo por la "confianza" puesta en los nuevos ministros.
"Confianza que no podemos defraudar porque nuestro Estado necesita hoy más que nunca gobernantes al servicio del pueblo, que estén al servicio de la construcción de un país para todos", sostuvo.
La ministra también abogó por reconstruir el país aceptando las diferencias existentes, "que el hecho de ser adversarios políticos no implique la aniquilación del otro".
"Vamos a tender puentes para el reencuentro, vamos a escucharnos, valorarnos y respetarnos, es la única forma de construir democracia", afirmó Prada, quien también prometió trabajar "sin descanso" contra todo tipo de violencia.
Evo Morales ya está de nuevo en Bolivia y volvió dándose un gran baño de masas, solo un día después de que su partido recuperara el poder y luego de casi un año de haberse marchado prácticamente en secreto ante la grave crisis que cortó su mandato de cerca de 14 años consecutivos de presidente.
Morales, una figura trascendental de la historia reciente de Bolivia, fue recibido como un gran ídolo popular por miles de eufóricos simpatizantes llegados muchos los rincones del país hasta Villazón, una tranquila y pequeña ciudad en la frontera con Argentina donde el expresidente hizo su entrada con aire triunfal.
El retorno fue radicalmente opuesto a su salida, cuando refugiado en su bastión cocalero de Chimoré casi nadie lo vio partir a México tras renunciar y aducir un golpe de Estado en su contra, mientras ganaban peso las denuncias de fraude electoral a su favor en los comicios de 2019, cuando había sido elegido para un cuarto mandato consecutivo.
"¿Qué fraude? El 18 de octubre el pueblo boliviano dijo que no hubo fraude. La mejor prueba para demostrar que no hubo fraude fueron las elecciones de este año", dijo Morales en un masivo mitin.