Marcelo tendrá que limar asperezas del otro lado de la frontera
La elección presidencial en Estados Unidos mantuvo a los mexicanos interesados en su desarrollo y desenlace durante varios días. Y no es para menos. Sabemos que al ser el principal socio comercial de nuestro país (y principal aliado político, para bien o para mal) las decisiones de nuestros vecinos del norte repercuten directamente en nuestro estilo de vida.
La historia ya la sabemos. Incluso nos resultó muy familiar. El candidato que perdió y acusó fraude, el que menospreció el voto de millones de personas al no verse favorecidos y acusó con llevar la elección a los tribunales... ¿A quién le recuerda?
En fin. La forma de gobernar de Donald Trump terminó por costarle la Presidencia de los Estados Unidos. Sin embargo, se equivocan aquellos que creen que su carrera política está acabada. Si revisamos los números, la cantidad de votos que consiguió el candidato Republicano sigue siendo abrumadora: casi 72 millones. Una barbaridad.
Sí, es cierto que EU es más grande. Pero al final, el sistema electoral le dio la ventaja a su oponente, Joe Biden, quien en cifras reales obtuvo 5 millones más de votos. Una nación bastante dividida. Casi la mitad de los que decidieron, siguen apoyando al todavía Presidente.
La apuesta de Trump fue precisamente esa, la de polarizar y dividir el país, sabiendo que él podía ser el más beneficiado. Y casi lo logró. Se esperaba una derrota contundente, sin embargo lo único seguro es que si sabe manejarse durante los próximos cuatro años como líder opositor, no descartemos que pueda volverse a lanzar como candidato.
¿Y cómo influye en México el tema? Aún no lo sabemos. Los paisanos están contentos, saben que está por terminar la era de persecución que utilizó Trump como lema de campaña contra todos los "inmigrantes" que "iban a delinquir a su país". Y vaya provecho que le sacó al tema durante su periodo. Al final, ni el famoso muro pudo concretar.
Habrá que esperar a ver los términos en que se desarrollará, primero, el acercamiento con el equipo de Joe Biden, y segundo, ver qué tan caro le costará a Andrés Manuel López Obrador sus desplantes durante y después de la campaña. Lo que es un hecho es que a AMLO lo ven afín a Donald Trump y eso desde luego eso tendrá sus repercusiones.
No es un secreto que Andrés Manuel está en la lista norteamericana de líderes mundiales de "izquierda" o "populistas" que representan riesgo a los intereses históricos de EU. Nicolás Maduro, Jair Bolsonaro, Evo Morales, Vladimir Puttin, entre muchos otros están ahí.
Aquí la pieza clave será la capacidad negociadora que pueda tener el canciller Marcelo Ebrard, quien seguramente intentará suavizar las diferencias entre el equipo del nuevo Presidente de Estados Unidos y el gabinete federal, sabiendo que él también podría verse afectado en sus aspiraciones a ser el sucesor de López Obrador en 2024.
Andrés Manuel no cambiará su postura. Lo sabemos. A los "gringos" tampoco les urge platicar con él. Saben que si alguien necesita del otro socio, es precisamente México, quien a través del Canciller tendrá que negociar la reconciliación en pro de los intereses políticos, comerciales y de seguridad que son imponderables.
Marcelo es hábil. Ha demostrado capacidad de negociación y puede ser de los pocos rescatables (en cuento a ideología) del gabinete. Si no es él, no será nadie. Aunque a los fanáticos de AMLO no les guste, falta capacidad en sus cercanos, quienes se dedican solo a alabar al "patrón". Marcelo es más listo y sabe que, a escondidas si es necesario, tendrá que recoger el tiradero que su "jefe" le ha dejado del otro lado de la frontera, sabiendo que esa misma tarea le podría allanar el camino dentro de algunos años...
¿O usted qué opina?
Twitter: @jperezarellano