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Sí a las alianzas; de facto, por bienes separados y con estricta reserva doctrinal

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Sí  a las alianzas;  de facto, por bienes separados y con estricta reserva doctrinal

Sí a las alianzas; de facto, por bienes separados y con estricta reserva doctrinal

VÍCTOR HUGO CASTAÑEDA SOTO

Es claro que el país está a punto de sucumbir a una dictadura de facto, encabezada por quien se dijo y se decide demócrata, pero en los hechos está construyendo la nueva dictadura latinoamericana, en donde la voz de un solo hombre y la dictadura de un solo partido serán la nueva realidad, esa que rebasamos en el 2000 y que se instituyó en el 1929, bajo el caudillismo de Plutarco Elías Calles.

Ante esta evidente y alarmante realidad, la oposición política está obligada a buscar los elementos, herramientas e instrumentos necesarios para evitar que el presidente López se quede con el control absoluto de la Cámara de Diputados en el 2021 y siga conduciendo a este país bajo la obsolescencia de su modelo económico, su pasión por la destrucción de instituciones y el avasallamiento político y financiero de los municipios y las entidades federativas.

Sin embargo, la oposición, y particularmente el Partido Acción Nacional, no pueden apostarle a la construcción de ese necesario contrapeso; a cualquier precio, debe construirse bajo los preceptos éticos y morales que nos dieron nuestros fundadores, pero además debe estarse plenamente consciente de que en política dos más dos no necesariamente suman cuatro. El resultado podría ser tres, o menos uno; de eso hay que estar plenamente conscientes.

Pero además, debe revisarse, con estricta objetividad, la responsabilidad histórica, ética y financiera de quienes gobernaron este país y que eventualmente podrían convertirse en nuestros aliados; tal es el caso de la debacle ética y moral del PRI, ocasionada, entre otras causas, no menos inmorales, por el caso Odebrecht (Enrique Peña Nieto, Luis Videgaray y Emilio Lozoya Austin).

Este solo caso, que aún está en proceso de investigación, ya arrojó cantidades industriales de pus, que puede salpicar los colores azul y blanco y hacer obsoleta la alianza y podríamos ver en ella la dantesca escena de aquel suicida que amarra en un extremo de la soga un yunque y el otro extremo se la amarra al cuello para luego lanzarse al mar; la muerte ética, moral, civil y política sería fulminante.

Pero además es preciso preguntarse: ¿tiene caso aliarse con un partido que comparte el Gobierno de la 4T a través de distinguidos militantes del PRI como es el caso de Manuel Bartlett Díaz, Marcelo Luis Ebrard Casaubón, Alejandro Gertz Manero, Alfonso Durazo Montaño, entre otros conspicuos priistas?

También hay que preguntarse, ¿es históricamente correcto aliarse al PRI nacido en 1929, y que luego daría origen al nacimiento del PAN (1939), entre otras cosas para combatir al tricolor, por sus políticas caudillistas, la opresión del ejidatario, devenido a simple cliente electoral, la segmentación de la población en cuatro grandes sectores (cetemista, cenopista, agrarista y militar) y su profunda convicción antidemocrática y su efecto corruptor, mismos que lleva en su ADN?

¿Es correcto aliarse con nuestro histórico y rancio adversario que ya va de salida, que persiguió las libertades de culto religioso, de imprenta, de expresión de ideas y que, al igual que este Gobierno, combate la economía de mercado y avasalla a los empresarios y periodistas?

En mi particular y muy personal opinión, soy de la convicción de que el Partido Acción Nacional debe de ir por el "bien mayor"; esto quiere decir que está obligado a generar el necesario contrapeso al poder presidencial, sin comprometer sus orígenes doctrinarios, su misión y su particular forma de visualizar a la persona humana, a la ciencia, a la cultura y la vida.

Que sean los órganos de gobierno nacional y estatal del PAN los que determinen las alianzas necesarias, pero que estas sean de facto, y no de jure, por bienes separados y con estricta reserva de dominio doctrinal, pues Acción Nacional no puede renunciar al derecho a la vida, entre otros valores doctrinales que nos dan identidad y esencia.

En el 2021, Acción Nacional tendrá que apostarle al "bien mayor", y claro está que este es generar un Poder Legislativo que devuelva el decoro y el valor a las instituciones democráticas que habíamos forjado, que devuelva la auténtica división de poderes, la dignificación del Poder Judicial y la restitución total y sin reserva del derecho a la libertad de expresión y a la libre manifestación de las ideas.

Nuestra claridad es ir por el "bien mayor", y si para ello es menester construir alianzas, que estas sean de facto y que respondan a un estricto mapeo de ingeniería electoral, donde se respete la esencia doctrinal y el peso electoral específico de cada uno de los aliados.

Escrito en: Bajo Palabra Acción, caso, debe, aliarse

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