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Al terminar de leer esta frase habrán muerto de hambre dos personas en el mundo.

Este es uno de los primeros datos que lanza Martín Caparrós en 'El hambre', un libro que su autor define como 'un fracaso' y cuyo objetivo es entender por qué 25 000 personas fallecen diariamente, a nivel mundial, por causas relacionadas con la falta de alimentos.

¿Por qué escribir este libro? Porque Caparrós sabe que, para la prensa, el hambre también es 'tema menor': 'Poca gente -demasiada gente- se muere directamente de hambre. La mitad de los chicos que se mueren antes de los cinco años en un país como Níger se mueren por causas relacionadas con el hambre [...] Son muertes que no salen en los diarios. No podrían: colapsarían los diarios. En los diarios sale lo inhabitual, lo extraordinario', dijo el periodista argentino en 2014.

En el periodismo literario no hay receta segura: cada quién tiene su estrategia a seguir: Leila Guerriero escribe perfiles como si escribiera cuentos, moldea a sus personajes desde la perspectiva de un narrador que los pone sobre el tablero y deja que caminen, que se muestren, con ella apenas marcando el camino. Las crónicas de Carlos Monsiváis se mueven entre lo fotográfico y lo pictórico: Monsiváis era, ante todo, un observador. La esencia de su trabajo, lo que predomina en él, no es la entrevista, no es la investigación. Es siempre la observación. Una de sus escenas podía contener la heterogeneidad de la Ciudad de México en su magnitud y aún ir por más, como quien camina entre una multitud reunida en el Zócalo con la cámara colgada al pecho.

Martín Caparrós es ensayístico.

'El hambre' comienza con un hombre frente a una madre que carga a su hijo muerto sobre la espalda. Esa primera parte, 'Níger. Estructuras del hambre', lleva todo el peso del texto porque Caparrós se presenta como un periodista cuyo único interés es preguntar, preguntar, preguntar. El escritor carga de datos el libro, como una forma de transmitir que es muy poco lo que podemos entender de todo lo que ocurre alrededor del hambre.

Caparrós viajó a Argentina, Estados Unidos, Sudán del Sur, Calcuta, Bombay, Blangladesh, y una lista interminable de países para tratar de explicar que no es verdad cuando se culpa a los países pobres de que sus habitantes mueran de hambre. Si el propósito del periodismo, de cualquier género que se desprenda del periodismo, es sacar a la luz lo que se pretende que pase desapercibido, Martín Caparrós utiliza esta colección de historias para mostrar que el hambre es un invento más de la civilización.

Hay otra idea que Caparrós persigue en el libro y que esconde en su descripción de los personajes: una mujer religiosa que lo acepta todo como su destino, otra que no piensa en su futuro, el que lo piensa pero no lo alcanza, la que no puede dormir porque teme que sus hijos la odien por no darles comida, la maestra que no sabía que sus alumnos son bajitos por falta de alimento. En este modo de construir, de elegir a quiénes serán los diferentes rostros del libro, se teje la universalidad necesaria en todo texto de no ficción: no vivo en Níger, pero también creo que en todo lo que ocurre se esconde un pretexto de Dios. No vivo en Níger, pero si pudiera elegir entre pagar una boda o un arado, probablemente pagaría la boda. Un reloj en lugar de comida. En Níger, en José León Suárez, en la India -o en Madrid o México- no somos tan distintos unos de otros. Y en esa posibilidad de reconocerse en otros, se encuentra otra de las virtudes de la crónica: obligar al lector a pensar más allá del punto final del libro.

El libro, como el hambre en su nivel más básico, es un ciclo. Comienza con Caparrós frente a Kadi y su hijo muerto, preguntándose por qué hay personas en el mundo que mueren de hambre, y termina con el periodista preguntándose qué sentido tienen las preguntas ante las pocas posibilidades de 'influir sobre los mecanismos que los hambrean'. 'El hambre', entonces, no es sólo un libro que desarma, paso a paso, los más antiguos mitos sobre el tema, así como no es solamente una crónica o un ensayo: es una reflexión constante sobre el oficio periodístico.

Twitter: @SNGCalderon

Escrito en: ITINERANTE Caparrós, hambre, libro,, periodista

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