Nosotros

PADRES E HIJOS

Necesitamos más sensibilización

PADRES E HIJOS

Necesitamos más sensibilización

Necesitamos más sensibilización

IGNACIO ESPINOZA GODOY

A propósito de la conmemoración del "Día internacional de la erradicación de la violencia contra las mujeres y las niñas", establecida en el calendario para el 25 de noviembre, para un amplio sector de la población no hay mucho para recordar, sino más bien para seguir trabajando en labores de sensibilización, partiendo desde la misma familia, ya que es partir de este llamado núcleo de la sociedad donde se inculcan los valores que nos hacen reflexionar sobre la importancia que tiene el género femenino en la vida de cada individuo.

No obstante, con tristeza, observamos que, lejos de avanzar en el tema de la concientización, las acciones de agresión y violencia de todo tipo contra la mujer son, lamentablemente, el pan de cada día y lo cual se refleja en el cúmulo de información que recibimos a través de los distintos medios informativos, desde la radio, la televisión, los periódicos, hasta la amplia gama de plataformas digitales, mediante las que nos enteramos de cómo esa clase de notas negativas abundan, en perjuicio de ese segmento de la población que clama a gritos que cesen esas actitudes que las lastiman en todos los aspectos.

Aquí la pregunta es para todos en general: ¿qué estamos haciendo, desde la trinchera donde nos encontramos, para prevenir y combatir esa violencia que a todos, de alguna forma, nos afecta?

Es una reflexión personal que, desde luego, todos debemos analizar de una forma crítica y sincera, pues recordemos que la violencia no se traduce sólo en el aspecto físico, sino que también incluye la verbal, la psicológica, la sexual, la económica, hasta aquella muy sutil que puede involucrar un silencio y la indiferencia, de ahí que habría que poner un énfasis muy específico en que toda esa clase de agresiones puede estar soportando alguien cercano a nosotros, algo que no deberíamos pasar por alto ni, menos, permitir que suceda.

Desde muy pequeñas y pequeños, nuestras hijas e hijos deben crecer con la idea de que nadie debe ser lastimado de ninguna forma, lo cual debe ser pregonado con el ejemplo al respetar a nuestra pareja, al tratar a esta (hombre o mujer) con todas las consideraciones posibles y fomentando una relación donde se demuestren el amor, el cariño, el afecto, el apoyo, la solidaridad y todo este tipo de expresiones positivas mediante las que se promueve un ambiente positivo dentro del hogar.

Por supuesto que este sería el escenario ideal, en el que todas las familias deberían convivir; sin embargo, debemos estar conscientes de que no en todos los hogares se pueden fomentar esos principios y valores morales que nos permiten desarrollar esa conciencia de respeto hacia la mujer, ya que en ocasiones alguno de los padres (o ambos, en algunos casos) es quien practica algún tipo de violencia ya sea hacia su pareja o incluso también hacia los hijos, que es de donde, casi siempre, se genera ese círculo de agresiones que se trasladan hacia el hogar de quien vivió ese ambiente.

De manera desafortunada, el agresor, generalmente, proviene de un hogar donde presenció violencia hacia cualquier miembro de la familia, o incluso la padeció en carne propia, situación que, de forma inconsciente, lo inclina a reproducir ese esquema de agresiones ya sea hacia su pareja o contra sus hijos e hijas, aunque también habría que aclarar que hay hombres y mujeres que no desean repetir lo que vivieron en su hogar, por lo que buscan cambiar radicalmente ese ambiente por uno donde existan respeto, amor y armonía, para comenzar una nueva etapa en lo que será su propia familia.

A pesar de que, por parte del Gobierno, se han hecho esfuerzos por cambiar la mentalidad de los progenitores, a través de programas muy nobles como el de Escuela para Padres, lo cierto es que han sido acciones muy aisladas debido a que es muy complicado transformar hábitos y costumbres con un alto contenido de machismo, de ahí que quienes asisten a ese tipo de charlas no siempre están dispuestos a aceptar que la convivencia en sus hogares no es la adecuada para el sano desarrollo de sus hijos e hijas, y menos si no se acude con la actitud de implementar un cambio positivo con su pareja y sus vástagos.

Entonces, seguramente, muchos se estarán preguntando qué se puede hacer para transformar radicalmente la mentalidad de muchos hombres que, aun a estas alturas del siglo XXI, tienen la idea que las mujeres no se merecen los mismos derechos que los varones por el simple hecho de que son seres humanos, pues han crecido con la idea de que el género femenino debe estar sometido a sus órdenes y quedarse en casa para la crianza de los hijos, sin acceso al desarrollo personal y profesional.

Es tiempo, amable lector(a), de que la sociedad tome mayor conciencia y sensibilidad para que la mujer, desde la más pequeña hasta la de mayor edad, sea tratada con el respeto, el amor y la dignidad que se merecen.

Es cierto que se trata de un ideal con el que muchos soñamos y que, tal vez, tardará muchos años para que se vuelva realidad en los hechos, pero debemos seguir pugnando para que las mujeres que nos rodean, empezando por las de la casa, sean valoradas en su justa dimensión, pues sin ellas nada sería posible ya que a partir de ellas es que el mundo tiene sentido en todos sus aspectos.

Escrito en: Padres e hijos hacia, violencia, que,, todos

Noticias relacionadas

EL SIGLO RECIENTES

+ Más leídas de Nosotros

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas