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Voto por voto, vacuna por vacuna

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Voto por voto, vacuna por vacuna

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VÍCTOR HUGO CASTAÑEDA SOTO

Iniciado el procedimiento de aplicación de vacuna anti Covid-19, el Gobierno de la 4T dejó entrever sus verdaderas intenciones de hacer de la aplicación de esta, la malsana, marrullera y gandalla campaña electorera, advirtiendo que los mexicanos le deberemos dicho medicamento al Gobierno de la 4T y a su mesías Andrés Manuel López Obrador, por lo que el próximo 6 de junio deberemos votar por Morena o no habrá vacuna.

Justamente el 27 de diciembre del año pasado, el desdibujado presidente nacional de Morena, Mario Delgado Carrillo, lanzó un indebido spot en el que afirma que, en su secta, denominada Morena, están comprometidos con la salud de los mexicanos; por ello, impulsaron una campaña para apoyar al Gobierno de Lopez Obrador, para que esta vacuna llegue a todos los "electores".

Este procedimiento, estrictamente del orden sanitario, lo están convirtiendo en un instrumento electorero para ganar las elecciones del próximo domingo 6 de junio, aplicando la clásica de que el fin justifica los medios.

Olvidan los liliputienses dirigentes de Morena que el derecho a la salud es una de las fundamentales obligaciones constitucionales de todo gobierno, de tal suerte que el Estado mexicano deberá garantizar que el derecho a la salud, a la atención médica y el acceso gratuito a los medicamentos llegue a todos y sin condicionamiento electorero.

Además de que el proceso de vacunación ya presenta un evidente retraso, desorganización e influyentismo en su aplicación (Hospital La Raza), por lo que, de seguir por ese funesto camino, la aplicación a por lo menos 70 millones de mexicanos podría concluir en el año 2030, pues al día de hoy se están aplicando un promedio de 5 mil dosis diarias y el personal responsable de su distribución y aplicación ya se tomaron su primer descanso vacacional de tres días y se espera que los días 5, 14, 19 y 24 de febrero tampoco laboren, en tanto en la Ciudad de México el índice de contagio va incrementándose en proporción geométrica y los hospitales alcanzan ya una ocupación del 94 por ciento, que va disminuyendo, no por sanación, sino por defunción de pacientes.

El personal de Salud y de la Secretaria de la Defensa Nacional en la CDMX (Sedena) suspendió, desde el día 31 de diciembre, la aplicación de la vacuna al personal médico que atiende directamente a pacientes contagiados por coronavirus; igual ocurrió en el vecino estado de Coahuila y se ha dicho que el proceso se reanudará el lunes 4 de enero, en tanto seguiremos acumulando contagiados y cadáveres.

Mientras ocurre todo lo anterior, el presidente López sigue imbuido en su mezquindad, en su soberbia, en su mesianismo, sin alcanzar a dimensionar la urgencia sanitaria que vive nuestro país, ni le importa que se sigan enlutando familias, ni que la economía siga cayendo al abismo; le importa que más millones de mexicanos dependan directamente de sus dádivas, para colonizar, para militarizar e instituir la nueva dictadura latinoamericana, a fuerza de pobreza, insalubridad y muerte

Al presidente López le importa, no el proceso de sanación de nuestro país, sino ganar la mayoría en la Cámara de Diputados, las 15 gubernaturas, diversos Congresos Locales y ayuntamientos para consolidar el camino a su coronación como dictador, vía manipulación de vacunación.

Tal y como lo dice la Constitución General de la República, es obligación del Estado mexicano garantizar la salud de los mexicanos y el acceso a la salud y, en este particular caso, el acceso universal, libre y gratuito a las vacunas; por ello, estamos total y absolutamente de acuerdo en que el Gobierno sea el primero en adquirir y distribuir la reiterada vacuna, pero una vez que los laboratorios empiecen a fabricar más dosis, abrir al mercado la libre comercialización, distribución y aplicación de la vacuna, para subsanar las tropelías y manipulaciones electoreras del presidente López.

No se trata de que los empresarios monopolicen este proceso de vacunación, ni que se garantice la vacuna a unos cuantos; a los ricos o a los fifís, sino de subsanar las claras ineptitudes del Gobierno de López Obrador. Se trata de ganar tiempo, salvar vidas, y por ello, en cuanto los laboratorios tengan suficientes vacunas, empiecen a comercializarla con la iniciativa privada, como cualquier aspirina.

Por ello, el Presidente debe dejar su discurso socarrón y hablar con seriedad, pues ha dicho que su Gobierno no se opone a que la Iniciativa Privada entre al proceso de vacunación, pero también ha dicho que no se podrá, porque la Cofepris no lo permite y no lo permitirá, simple y sencillamente porque, en su burlesco mensaje, el Presidente le ha instruido al responsable de esta institución (Dr. Hugo López-Gatell) a que no otorgue ninguna patente.

Por lo que el proceso de vacunación será así: voto por voto, vacuna por vacuna.

Escrito en: Bajo Palabra aplicación, vacuna, Gobierno, proceso

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