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PADRES E HIJOS

Fuera lucro de todo tipo

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IGNACIO ESPINOZA GODOY

Una vez que en todo el país ya comenzó la distribución de la vacuna con la que se pretende combatir el nuevo coronavirus (Covid-19), quienes le damos seguimiento de cerca a este proceso vemos con preocupación que hay ciertos sectores y actores políticos (sin mencionar nombres, para no herir susceptibilidades) que buscan lucrar con este programa al que el gobierno (en sus tres órdenes) debe sujetarse sin más ánimo más que el de la prevención, estrictamente.

Y es que luego no falta que tanto servidores públicos (desde gobernadores y alcaldes), así como representantes populares como son los diputados locales y federales, además de regidores, entre otros, con el pretexto de que ya tenemos vacuna para inmunizar contra la citada enfermedad, hacen caravana con sombrero ajeno, es decir, se atribuyen el programa de inoculación como si se tratara de un logro de determinado partido político o de algún orden de gobierno, cuando en realidad velar por la salud de la población es una obligación consignada en nuestra Constitución.

Por supuesto que a todos nos invade un sentimiento de esperanza y optimismo al pensar que con la distribución de la vacuna anticovid se comienza a ver una pequeña luz al final de ese túnel tan largo que nos ha tocado recorrer desde el primer trimestre del año pasado, luego de enterarnos de cómo la pandemia ha evolucionado en nuestro país con más de un millón y medio de contagiados del referido virus y con el saldo mortal de más de 130 mil personas que perdieron la batalla, a pesar de los esfuerzos de un ejército de médicos y enfermeras y enfermeros, además de otros trabajadores de hospitales que lo han dejado todo para salvar las vidas que ha estado en sus manos rescatar de la muerte.

No obstante, ahora el personal que labora en los hospitales y que tiene relación directa con los pacientes infectados de coronavirus espera tener ahora mayor seguridad y tranquilidad, una vez que se les aplique la vacuna en sus dos dosis, para trabajar con la certeza de que ahora estarán mejor protegidos, pues la incertidumbre de acudir a sus actividades cotidianas sin el escudo que en este momento representa la vacuna los dejaba en un estado de invulnerabilidad y de indefensión que no les dejaba más opción que presentarse con esa sensación de ignorar lo que iba a ocurrir en esa jornada que se convirtió en el pan de cada día.

Sin embargo, ahora el reto para las autoridades de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), porque ellos se encargan de la logística para la distribución de las vacunas, así como de la Secretaría de Salud, es que las dosis que se están entregando en hospitales en verdad se apliquen, en primer lugar, a quienes trabajan en la línea directa de atención a los pacientes infectado por coronavirus; posteriormente, el biológico debería suministrarse al resto de personal y de servidores públicos que también se han involucrado en ese ámbito; finalmente, deberían ser inoculados todos aquellos que tienen una relación indirecta con ese sector.

En este último sector se puede incluir al personal administrativo de hospitales donde se atiende a enfermos de Covid-19, de tal manera que mediante un programa bien estructurado, pero sobre todo bien aplicado, se puede registrar una cobertura amplia de tal manera que se abarque a quienes deben y merecen recibir esa vacuna, por la naturaleza propia de sus funciones, por el riesgo en que se ven inmersos todos los días al trabajar cerca de quienes, por desgracia, han padecido los estragos del nuevo coronavirus.

Retomando, precisamente, el tema objeto de esta colaboración, es necesario que este noble programa de vacunación no sea utilizado con fines políticos, pues lucrar con el dolor ajeno y con la salud sería dar al traste con el propósito que deben tener todas las acciones gubernamentales, que es buscar el bienestar de la población sin el ánimo de esperar un voto a cambio en las próximas elecciones, ya que si es así se pierde el objetivo que debe guiar a todos los planes de la administración pública en turno, que es simplemente trabajar por mejorar las condiciones de sus gobernados, toda vez que ese es el compromiso que asumieron al ser favorecidos por el sufragio de los habitantes.

Por ello, los ciudadanos debemos convertirnos en vigilantes de que el proceso de distribución y aplicación de la vacuna se desarrolle con total transparencia, sin privilegiar la inoculación por algún nexo de amistad o parentesco, además de constatar que no se lucre en términos políticos con ese plan que sólo debe perseguir el objetivo de inmunizar a la población contra esa mortal enfermedad que ha dejado dolor y sufrimiento en decenas de miles de hogares a lo largo y ancho de este país.

Debemos exigirles a nuestros gobernantes que este plan de vacunación sea operado con el único fin de proteger a los habitantes de ese virus, al margen de todo tipo de lucro, ya sea político o electoral, pues lo más importante en este momento es agilizar el programa para que el biológico sea aplicado lo más pronto posible a una población que clama por su tranquilidad, volver a una normalidad que nos arrebató esta pandemia y para la que, al parecer, se espera que sea superada hasta el año entrante, una vez que todo el país sea inmunizado con esa vacuna que es la esperanza de esta y todas las naciones del mundo.

Escrito en: Padres e hijos vacuna, programa, población, hospitales

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