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Con México en la mente

La falacia, herramienta de gobierno

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HÉCTOR SÁNCHEZ GUTIÉRREZ

El Gobierno es el conjunto de instituciones, estructuras administrativas y autoridades que ejercen las diversas actividades estatales y regulan y supervisan las de las no estatales.

Como formas de gobierno, pueden ser república o monarquía, y su sistema de gobierno: el Parlamentarismo, el Presidencialismo, el Constitucionalismo o el Absolutismo.

Las oligarquías son formas de gobierno en las que el poder es ejercido por una minoría poderosa; o democracias, en las que el poder es ejercido por una mayoría consensuada;

En sus funciones, los gobiernos "deben responder" ante situaciones irregulares o impredecibles, como desastres naturales o de otro tipo; incluye una pandemia.

El Gobierno es: "la autoridad gobernante de una unidad política, que tiene por objeto tanto dirigir, controlar y administrar las instituciones del Estado, así como regular una sociedad política ejerciendo una autoridad responsable; el tamaño del gobierno variará de acuerdo con el tamaño del Estado, y puede ser local, regional y nacional."

Para que un gobierno pueda subsistir, deben desarrollarse poderes o funciones: el Poder Ejecutivo coordina y aprueba las leyes; el Poder Legislativo crea las leyes, y el Poder Judicial se encarga de que las leyes se cumplan. Estos poderes "deben ser" independientes y complementarios entre sí.

México es constitucionalmente una República Democrática y Representativa; Libre, Soberana e Independiente.

En cuanto a "las falacias", se conoce como falacia al error, engaño y, falsedad para dañar y conseguir algo.

Algunas falacias se ejecutan sin intención por descuidos; otras se cometen intencionalmente para persuadir o manipular a los demás, mientras que otras se realizan insistiendo en asegurar la veracidad de un argumento que no puede demostrarse por la falta de pruebas y conocimiento.

El manejo reiterado de falacias y el intento de justificarlas con otra falacia se ha convertido en el discurso cotidiano en nuestro país.

La expresión "No tengo pruebas, pero tampoco tengo dudas ", es el argumento preferido de las estructuras que siguen y promueven lo dicho por las mañanas, convirtiéndola en un claro ejemplo de este tipo de falacia.

Escuchamos constantemente que primero los pobres y los números oficiales de pobreza nos dicen que están incrementándose; se habla del empleo y se "adelgaza" la administración pública, corriendo a sus trabajadores y persiguiendo a los generadores de empleos; se insiste que el pueblo manda y se manipula a sus representantes, imponiéndoles la autoridad única y, cuando se le consulta directamente, es con procedimientos opacos; se menciona un combate a la corrupción y se practica la impunidad sin transparencia ni rendición de cuentas; se insiste en el desarrollo nacional, inhibiendo la educación y el crecimiento científico, destruyendo instituciones y el apoyo a la promoción del conocimiento; la atención de la salud es objeto de una "reconstrucción" que se convierte en una "transformación" catastrófica, sometida a una argumentación incongruente, donde los resultados evidencian el engaño y la falsedad .

Nuestro gobierno construyó y mantiene una poderosa estructura para la difusión y protección de sus falacias, que utiliza la agresión y estigmatización de las personas y criterios diferentes a su pensar, pone en duda la Constitucional Republica; nuestra democracia representativa, la libertad de hacer y decir, la radicación de la verdadera soberanía en el pueblo y la incertidumbre sobre nuestra independencia ante las intromisiones extranjeras.

Se tienen las palabras para convencer a los débiles, frustrados y resentidos; no se sabe cómo crear y construir; no hay capacidad de logros; no se revela continuidad ni permanencia, se está consumiendo muy rápido su temporalidad, y solo se exhibe capacidad para acumular poder, lastimar y destruir.

Lo que hace falaz a un argumento es la invalidez del argumento en sí; recordemos que una falacia corresponde a una mentira que se esconde bajo algo. El artificio con que se intenta dañar es indigno y doloso.

Cuando no se reconoce que estos argumentos, aunque suenen convincentes para algunos, no son válidos porque no poseen una estructura y solidez en su argumentación y resultados:

Se está utilizando la falacia como una herramienta de gobierno para el engaño y falsedad con el fin de dañar y conseguir algo, muy alejado del bien común.

Escrito en: Con México en la mente gobierno, falacia, argumento, dañar

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