Nosotros

PADRES E HIJOS

Tiempo de esperanza

PADRES E HIJOS

Tiempo de esperanza

Tiempo de esperanza

IGNACIO ESPINOZA GODOY

Estamos a unos días de terminar el primer mes de este año, un 2021 que, si bien, representa la continuación de lo que fue un 2020 lleno de incertidumbre, sufrimiento, dolor, desesperación, entre otros sentimientos, también significó la oportunidad de demostrar de qué estamos hechos, puesto que aprendimos lecciones positivas que nos dejaron enseñanzas que nos ayudaron a crecer en medio de la adversidad en muchos aspectos.

Está por concluir un mes de un año que, para muchos, también entraña la posibilidad de forjarnos un nuevo comienzo en muchos sentidos, como el hecho de fijarnos metas que dejamos de plantearnos debido a la pandemia del nuevo coronavirus, que acabó con las ilusiones de muchos de nosotros al concentrarnos en las medidas de prevención para minimizar el riesgo de contraer esa enfermedad a la que denominaron Covid-19 y que nos paralizaba cuando nos enterábamos del fallecimiento de algún ser querido, de un compañero de trabajo o de algún amigo o amigo muy cercano a nuestro círculo.

Dicen que la esperanza es lo último que muere, y creo que mucha razón tiene esta frase cuando nos llenamos de confianza y optimismo, enfocados en un objetivo personal y, por qué no, que incluso podría abarcar a la familia, si, después de todo, cada paso que damos lo hacemos pensando en el bienestar de quienes nos rodean dentro del hogar, de ahí que es válido, primero, contemplar la concreción de una meta individual que dejamos a un lado el año anterior, para después incluir a las personas más cercanas en ese proyecto que se quedó inconcluso por diversas razones.

No olvidemos que, si bien, un aspecto fundamental de estar en este planeta es disfrutar cada día, con todo lo bueno y lo malo, pero también hay que recordar que también de planes, proyectos, sueños y anhelos vive el hombre, de tal forma que es necesario poner manos a la obra para empezar con ese primer paso, que consiste en la concepción de ese objetivo que deseamos alcanzar y de ahí partir para organizar su consecución en las diferentes etapas, con lo que será más fácil (o menos complicado) llegar a la meta planteada.

Tal vez no sea sencillo plantearnos un propósito que nos permita avanzar ya sea en el aspecto personal, profesional, laboral o familiar; sin embargo, si hacemos un ejercicio de autocrítica y de reflexión al mismo tiempo, quizás sea menos difícil tener ese punto de partida que representa contar con un proyecto muy específico y ya de esa forma sólo estructurarlo por etapas o ciclos, con lo que de esa manera podemos avanzar gradualmente y así también podemos evaluar lo que hemos caminado para saber si vamos por el rumbo correcto o, de lo contrario, afinar esos detalles que nos permitan rectificar el camino.

Lo más importante es no dejarnos llevar por los obstáculos que puede representar la contingencia sanitaria por la que aún atravesamos, ya que si nos obsesionamos al grado de pensar que no podremos avanzar debido a las restricciones que nos hemos autoimpuesto, seguramente nos habremos colocado una barrera que nos impedirá caminar al ritmo que nos habíamos fijado, así que lo más relevante es no dejarnos influir por la pandemia, por esas medidas de salud que en ocasiones pueden llegar a convertirse en una obsesión.

Siempre tendremos la oportunidad de hacer un alto en el camino para saber si realmente vamos por el rumbo correcto, y aunque podemos llegar a pensar que no necesitamos la opinión de alguien cercano a nuestro entorno, lo cierto es que se puede recurrir a otra persona cuando sintamos que precisamos de apoyo en cualquier aspecto.

Y aunque se dice que ya se alcanza a percibir una luz al final del túnel, cuando se habla de que la vacuna contra el Covid-19 nos permitirá acceder a una nueva "normalidad", lo cierto es que desde ahora podemos empezar lo que estaríamos planeando hacer una vez que seamos inmunizados contra esa enfermedad que, al menos en nuestro país, ha terminado con la vida de alrededor de 150 mil habitantes.

No se trata, amable lector(a), de que ignoremos todas las medidas de prevención, sino de convivir con ellas racional y responsablemente, pero sin caer en la paranoia a tal grado de que se convierta en una obsesión que no nos permita disfrutar todos los grandes placeres que nos ofrece la vida, como tener a una familia que nos apoya en todo momento.

Por supuesto que nos duele observar el escenario de sufrimiento y dolor que ha generado la pandemia del nuevo coronavirus en nuestra nación y el mundo entero; sin embargo, la vida sigue su curso y debemos tratar de sobreponernos a este panorama para avanzar en su contención y en volver a retomar el ritmo en todas las actividades que se paralizaron o que, de alguna forma, no tuvieron su ritmo normal.

No obstante, por salud mental, lo mejor que podemos hacer para salir de esta crisis es reactivarnos y fijarnos metas a corto y mediano plazos, pues la esperanza de convivir en un mejor entorno nos permitirá generar un mejor escenario, en el que todos podamos, de nuevo, abrazarnos y estrechar esas manos que dejamos de palpar, de manera justificada, por el miedo a contagiarnos.

Esperanza es la palabra que necesitamos tener presente todos los días, para llenarnos de fe y optimismo, con la confianza en que el Todopoderoso nos ayudará y nos guiará para superar este difícil trance que nos tocó vivir.

Escrito en: Padres e hijos que,, podemos, avanzar, hacer

Noticias relacionadas

EL SIGLO RECIENTES

+ Más leídas de Nosotros

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas