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El Balcón

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MARCO LUKE

Detrás de la puerta se quedaron las esperanzas de más recuerdos.

Y yo, permanecí frente a la rígida madera durante los años que ya se habían ido, pero que recorrían mis ojos tan cercanos, tan tangibles, tan míos.

Los abracé a falta de un abrazo de ella, cercándome en un instante con las cenizas del amor apagado, abandonando en medio de la nada las pocas explicaciones que me defendían.

A un paso de esa puerta, pero a kilómetros de sus odios.

Inmóvil buscaba entre el eco de las risas de los mejores tiempos y el silencio de su departamento, la remota posibilidad de que recapacitara.

Tragué saliva para evitar la vergüenza de su indiferencia, y fue cuando mis pasos tratando de evitar otro revés a mi moral, se arrastraron unos milímetros, sigilosos, concentrados para no despertar reacciones de tu pecho desahogado.

Pero no fue así, siempre has sabido ser una dama.

Escuché muy lejanos unos sollozos, y debo confesar que exhalé satisfecho.

Por un momento creí que tendría que cargar yo solo con el pesar de no volvernos a ver.

Con los recuerdos aún rondando mi cabeza, bajé las escaleras por última vez, pero mis huellas se quedarán por siempre en tu cuerpo, en tu alma, y sin dudarlo, en todos los rincones de la ciudad.

Me llevé el olor de los jacarandas.

Sus flores seguirán cayendo por las paredes del edificio, pero sin perfume, como se quedarán tus mañanas sin alba; es justo después de haberme arrancado el alma.

Camino mientras las piedras bajo mis pasos conversan amenizando mi despedida, van señalándome cada centímetro del barrio, ayudándome a recopilar las fotografías de un lugar a donde jamás volví.

Me detienen bruscamente debajo del arco que hace de portal y que separa a la calma de los hogares de la catastrófica urbe.

Me detienen y me dicen, "¡Hey! Mira detrás de ti"

El instinto me hizo voltear y posar la mirada justo en su balcón.

Sonreí y pensé: "Se queda con su balcón, y yo con el horizonte que acompañaba nuestras tardes de verano".

Crucé el umbral y me esfumé entre el tráfico y su gente, no para siempre... sino para ella.

Escrito en: El Balcón justo, siempre, evitar, quedarán

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