Instrumentos estratégicos de la seguridad nacional en México
La seguridad nacional es una condición que permite lograr los objetivos que cada Estado pretende alcanzar; nuestro país establece sus Objetivos Nacionales Permanentes en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y para su logro se requiere conciliar los anhelos y aspiraciones que los mexicanos hemos manifestado en nuestro devenir histórico, con el interés del Gobierno, quien debe construir las capacidades en los ámbitos político, económico, social, tecnológico, cultural y militar, para satisfacer este sentimiento.
En las primeras décadas del México independiente el deseo primordial era la independencia y soberanía, a pesar que Morelos, en los "Sentimientos de la Nación," plantea los anhelos y aspiraciones nacionales.
La Constitución de 1857, sin mencionar seguridad nacional, establece los lineamientos y criterios para proteger nuestro territorio y los intereses nacionales, después del saqueo de nuestro vecino del norte.
Los constituyentes de 1917, después de una sangrienta guerra interna cargada de motivaciones de reivindicación social, integraron en la Carta Magna la defensa de la soberanía, como el ejercicio de la autodeterminación, tan demandado hasta la fecha.
Nuestro Sistema Nacional de Planeación se estableció fundamentándolo en el artículo 26 de la Constitución y promulgando la Ley de Planeación en 1983; este Sistema obliga a elaborar un diagnóstico de la situación que prevalece en el país, al inicio de cada administración y, construir un Plan Nacional de Desarrollo (PND) con estrategias y acciones orientadas a alcanzar los fines que se requieren en el momento, corrigiendo desviaciones en la atención de los objetivos constitucionales.
El mundo no detiene su marcha, siendo necesario considerar los avances metodológicos, tecnológicos y culturales globales para identificar nuestros rezagos y necesidades; acción sustantiva en el diseño y materialización de planes, estrategias y acciones orientados a mejorar los niveles de convivencia sana y de bienestar.
Resultando ineludible la definición de objetivos coyunturales para orientar los planes quinquenales o sexenales considerando también metas a largo plazo que trasciendan las administraciones y apunten hacia los procesos de mayor duración.
La transición política de 2018 conllevó a un cambio del paradigma de planeación estratégica en materia de seguridad, porque no se basa en instrumentos de inteligencia estratégica ni en documentos rectores como los planes sectoriales.
Los "instrumentos estratégicos de la seguridad" para el periodo 2019-2024 presentan las siguientes características:
En el PND, no existe un diagnóstico específico y sustentado sobre el estatus anterior al gobierno entrante; incluye apreciaciones de tipo político e ideológico sobre la situación de seguridad y las políticas implementadas anteriormente.
En la Estrategia Nacional, se hace un diagnóstico sobre las implementadas por los gobiernos anteriores destacando sus fracasos, empleando solo criterios ideológicos y políticos para su análisis; y, enfocándola exclusivamente en Seguridad Pública; los resultados obtenidos evidencian lo incorrecto de la adopción de este modelo.
El PND contempla tres ejes de gobierno y doce ejes ideológicos; los objetivos estratégicos no se señalan específicamente. Algunos se logran inferir, pero no hay una meta per se; se habla de estrategias específicas que pueden ser interpretadas como líneas de acción.
La Estrategia Nacional contempla 8 objetivos estratégicos, con características de líneas de acción, ya que no definen lo que se pretende alcanzar; se deduce que es la recuperación de la seguridad pública. Sin embargo, no se especifica a qué escenario se pretende llegar, en el entendido de que la criminalidad no se erradica, solo se controla.
Tanto el PND, como la Estrategia Nacional consideran su construcción en proceso, bajo la responsabilidad de las Fuerzas Armadas, lo que modifica totalmente el concepto que la seguridad nacional, como un todo, está a cargo de un Gobierno Civil.
Dándose una participación creciente de las Fuerzas Armadas en actividades fuera de su esencia y razón de ser.
En la evaluación de las estrategias y sus resultados, hay una profusa difusión declarativa de resultados basada en el logro de supuestos objetivos políticos e ideológicos.
El gran reto es justificar muertos, enfermos y daños económicos, por la responsabilidad administrativa y moral a quien le corresponda, al generar confusión en la población y al no tomar las previsiones adecuadas para atender el agravamiento de los niveles de convivencia sana y de bienestar.