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'Los demonios del Edén'; Lydia Cacho, Mario Marín y Olga María del Carmen Sánchez Cordero

Bajo palabra

'Los demonios del Edén'; Lydia Cacho, Mario Marín y Olga María del Carmen Sánchez Cordero

'Los demonios del Edén'; Lydia Cacho, Mario Marín y Olga María del Carmen Sánchez Cordero

VÍCTOR HUGO CASTAÑEDA SOTO

Tuve la oportunidad de coincidir con la periodista Lydia Cacho Ribeiro, en Cancún, Quintana Roo, cuando se desempeñaba como reportera, del equipo de la revista "Latitud XXI", de un buen amigo, el también periodista y cronista de Cancún, Fernando Martí Brito.

Lydia era una periodista que cumplía cabalmente con las funciones que le encomendaba su editor, pero a la vez se dedicaba a la defensa de los derechos humanos y a la investigación periodística de una poderosa red de pederastas, productores y consumidores de pornografía infantil, integrada por encumbrados políticos y empresarios textileros.

La investigación de la connotada periodista la llevaría a la redacción y publicación del libro titulado "Los demonios del Edén", libro que a la postre le costaría amenazas de muerte, persecución, tortura y encarcelamiento, pues los poderosos involucrados manipularon al Poder Judicial para no solo imputarle falsos delitos a la periodista, sino pasarla de denunciante a acusada y de víctima a victimaria.

El caso se inició en 2005, cuando la periodista justamente publicó el libro "Los demonios del Edén. El poder protege a la pornografía infantil", bajo el sello de la prestigiada casa editorial Random House, en el que denunciaba la existencia de una red de explotación sexual infantil y en la que estaban involucrados empresarios y políticos mexicanos de altísimos vuelos.

Además, la periodista habría de darle voz a las víctimas y, lo más importante, habría de exhibir ante la opinión pública cómo funcionaban estas redes y denunciar la participación de senadores, diputados federales, gobernadores y empresarios multimillonarios vinculados en la explotación sexual de niños y niñas, y por otro lado, al lavado de dinero" y, claro, denunciar que todo esa cadena de ilícitos se cometían con la complacencia y protección de la autoridad política, civil y judicial y de manera muy especial con el decidido apoyo del entonces gobernador de Puebla, Mario Plutarco Marín Torres, a quien habrían de pillar en una conversación telefónica con su protegido, el empresario conocido como el Rey de la Mezclilla, Kamel Nacif, socio comercial e integrante y beneficiario de la red de explotación sexual infantil.

En esa conversación el Gobernador de Puebla afirmó que "...le había puesto un pinche coscorrón a esa vieja cabrona, porque en Puebla se respeta la ley...", después de haberla trasladado, en la parte trasera de una camioneta pick up, desde Cancún, hasta Puebla (18 horas de viaje) en donde fue torturada física y psicológicamente para que se desdijera de lo publicado en el libro.

En la conversación telefónica, el empresario Kamel Naacif, mejor conocido como el "Rey de la Mezclilla", le dice al Gobernador: "...Mi góber precioso, tú eres el héroe en esta película, papá y, para agradecerle, le dice que le enviara una botella bellísima de buen coñac..." (pareciera una metáfora y el envío sería una bellísima dama de su harem)

La periodista, desde marzo del 2006, recurre a diversas instancias jurisdiccionales para demandar a los involucrados en su secuestro, difamación, amenazas y tortura y ninguna instancia le resuelve hasta que llega a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en donde pareciera que la justicia y el derecho se impondrían a favor de la torturada.

El caso de Lydia Cacho Ribeiro es llevado a sesión pública de la SCJN, el 29 de noviembre de 2007, en donde se debatía si el caso cumplía el parámetro de gravedad que en ese momento marcaba el artículo 97 de la Constitución de instaurar proceso judicial en contra del góber precioso y sus secuaces. El resultado de la votación fue de 6 votos a favor del exgobernador de Puebla Mario Marín y 5 en contra de la periodista, de tal suerte que la petición de justicia de la demandante Lydia Cacho Rivero queda sin efecto y los involucrados, seguramente, celebraron con sus respectivas bellísimas botellas de coñac, la exoneración que les otorgó el máximo tribunal de justicia en nuestro país.

Debe subrayarse que la ex ministra de la Corte, hoy titular de la Secretaría de Gobernación, la Dra. doña Olga María del Carmen Sánchez Cordero Dávila, quien votó en contra de los derechos de la periodista, permitió el esplendor de la impunidad, que hoy dice combatir, en favor del entonces gobernador Mario Plutarco Marín Torres (afiliado al PRI).

Hoy, una vez que finalmente fue aprehendido el exgobernador de Puebla Mario Plutarco Marín Torres (14 años después), en referencia a la exministra de la Suprema Corte y hoy Secretaria de Gobernación, ¿encargada del despacho presidencial?, la periodista y activista Lydia Cacho afirma que "... Ella votó en contra de la resolución del ministro Silva Meza, lo cual impidió que le hiciéramos juicio político a Mario Marín Torres, su voto fue decisivo para que Kamel y Marín ganaran en ese round. Mis abogados siguieron todos los procedimientos de ley sin éxito". Y agrega: "...la ex ministra construyó su carrera alrededor del discurso de equidad y el derecho de las niñas y niños de México..."

Debe advertirse que la exministra fue errática en su desempeño como integrante de la Corte, pues con su voto dejó en libertad a la francesa Florence Marie Louisa Cassez Crépin, acusada de secuestro y crimen organizado y también dejó en libertad a un trío de pedófilos; un exgobernador y dos millonarios empresarios extranjeros. ¿Coincidencia o modelo 4T?

Hoy, gracias a que Lydia Cacho Ribeiro ganó una resolución en el Comité de Derechos Humanos de la ONU, se emitió por primera vez en la historia una resolución en contra del Estado mexicano, en contraposición a lo que antes había determinado la SCJN y por ello se ejecutó la orden de aprehensión en contra de Mario Marín; de lo contario seguiría protegiendo alguna red de pedófilos y creadores de pornografía infantil. Ahora lo que preocupa es la conducta de la encargada del despacho presidencial.

Escrito en: Bajo Palabra periodista, Marín, Mario, Lydia

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