Un post, una utopía
En las últimas semanas he visto circular de manera recurrente en las redes sociales las imágenes de una obra artística que al día de hoy tiene más de 10 años de haber sido presentada por primera vez en el Museo de Arte Moderno de la ciudad México, me refiero a "El Castillo", del arquitecto mexicano Jorge Méndez Blake. Es una secuencia fotográfica que nos invita a hacer un acercamiento visual, primero a un muro de ladrillos de 23 mts de largo aparentemente normal, aunque en la segunda foto se aprecia una irregularidad en el orden de los ladrillos, finalmente un close up al culpable de tal discontinuidad, un libro, uno que por cierto tiene un título homónimo a la obra de Méndez, el castillo del escritor austrohúngaro Franz Kafka.
Más allá del análisis que podamos hacer de la obra o de las distintas valoraciones que estemos en posibilidades de hacer al respecto, la pregunta es: Por qué la obra de Méndez sigue siendo posteada una y otra vez. Qué mueve a las personas a compartir estas imágenes. Sobre todo en el último año. Donde los posteos han rebasado la cifra del millón. El Castillo es quizás la imagen perfecta para comunicar algo que todos sabemos y nadie lo dice: Podemos vulnerar instituciones e incluso podemos quebrantar lo establecido pero, estamos realmente dispuesto a hacerlo, y si no, por qué entonces nos provocamos y provocamos a los demás.
La obra como muchas otras en el ambiente de las artes visuales pasó desapercibida para el ciudadano común, no así para quienes están involucrados de alguna u otra manera en ese reducido mundo del arte contemporáneo. El Castillo de Méndez se hizo "famoso" cuando años después sus fotografías se viralizaron en las redes bajo el título "El impacto de un libro", esto a partir de una publicación en la página web El club de los libros perdidos, donde presentaban la obra con este nombre. Un solo post de 2016 tiene 7000 likes y 3000 compartidos. Es interesante especialmente esta reproducción de "posts" y "tweets" en relación con la circulación de una obra que pone sobre la escena un objeto tan controversial en la era de las pantallas, como es el libro. Pero más interesante aún es el libro que irrumpe en la lógica de la construcción del muro. El castillo de Kafka trata precisamente sobre la alienación, la burocracia, y la frustración, aparentemente interminable, de los intentos de un hombre por incorporarse al sistema. De tal manera que entre el pesado material y la frágil vulnerabilidad del libro se establece un sutil mensaje. Es ahí donde radica la comunicación entre los usuarios de redes sociales.
Sin embargo, y debo decirlo, el discurso del artista a través de esta obra va en otro sentido, y con ello no quiero decir que todo lo que pensemos de ella sea incorrecto, todas las interpretaciones son acertadas, solo deseo dejar clara la ideal de Méndez. La cual cuestiona y replantea la idea utópica e históricamente establecida de un mundo ideal. Y esto es a lo que quiero llegar querido lector. El libro es un objeto insurrecto y transformador, provocador de ideas y constructor de pensamientos revolucionarios. Pero no lo es en este tiempo, es decir posteamos la idea en nuestra redes sociales, la compartimos e incluso la hacemos nuestra, pero no la llevamos a cabo, como dice Méndez y el propio Kafka, es una utopía que el libro nos provocará como individuos y como sociedad a romper con todas esas estructuras que nos están aplastamos, aniquilando. No sucederá, mientras ese libro permanezca ahí, estático, inamovible y sin ser leído. La obra representa entre otras cosas, la lucha que se desata entre las ideas plasmadas en los libros, el conocimiento y la sabiduría y la pesada estructura de un sistema a funcional, inflexible y coaccionante.
Lo invito entonces a hacer posible una utopía, y que no solo quede un post. Excelente semana.