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PADRES E HIJOS

Tiempo bien aprovechado

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IGNACIO ESPINOZA GODOY

Una de las muchas lecciones que nos ha dejado la pandemia del nuevo coronavirus es que el tiempo que nos hemos mantenido en confinamiento obligatorio, por recomendación de las autoridades de la Secretaría de Salud, se puede aprovechar lo mismo de manera rutinaria, con fines de diversión y entretenimiento, que sería lo más común, o bien, se puede utilizar de forma diferente, con un objetivo de mejorar algunas aptitudes o incrementar los conocimientos sobre diversos temas.

Lo anterior viene a colación, amable lector(a), ya que en días recientes una de mis hijas me comentó que se había inscrito a un curso en línea de Ortografía que imparte la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), lo que, por supuesto, me causó una especie de orgullo, ya que generalmente las jovencitas se interesan más por otra clase de contenidos que observan cotidianamente en la red.

Hasta antes de esta contingencia sanitaria por la que estamos atravesando, los padres de familia (ambos, mamá y papá) solíamos observar cómo nuestros hijos e hijas pasaban buena parte de su tiempo en las distintas redes sociales o en páginas de internet que les proveían de diversión y entretenimiento, algo que, desde luego, no nos agradaba en lo más mínimo ya que preferíamos que ocuparan esos ratos de ocio en otras actividades de mayor provecho para su desarrollo personal y educativo.

Con ello no quiero decir que los progenitores deseamos que nuestros vástagos se conviertan en hijos modelo que sólo se dedican a estudiar y atender con extrema responsabilidad todo lo concerniente a sus actividades escolares. Nada más alejado de ello, pues sabemos que también necesitan ocupar su tiempo en actividades propias de su edad, como escuchar música y recrearse con videos de este u otros temas.

Sin embargo, una de nuestras preocupaciones es precisamente que se obsesionen con ciertos contenidos en las redes sociales a tal grado que absorban la mayor parte de su tiempo, de tal forma que constantemente les llamamos la atención para que ocupen algunos ratos de ocio en temas que realmente les ayuden a mejorar en determinados aspectos ya sea de su desarrollo personal o académico, para de esta forma complementar su preparación integral.

Recordemos que, si bien, no podemos obligar ni presionar a los hijos para que dejen de navegar en la red de redes, visitando sitios de diversión durante la mayor parte de su tiempo, lo que sí podemos es imponerles límites en relación con los horarios que destinan para esas actividades, pues de esa manera tendríamos un mejor control de sus ocupaciones y estaríamos más tranquilos al saber que no emplean su tiempo en escuchar música, jugar videojuegos o en chatear con amigos o amigas con los que comparten temas en común.

Tal vez nos podría funcionar el hecho de sugerirles que busquen en la red actividades más productivas pero que sean realmente de su interés, compatibles con sus habilidades y aptitudes, con lo que estaríamos canalizando positivamente sus energías y de paso mejorarían sus destrezas en temas que dominan o que les llaman la atención.

No obstante, lo más importante es no fastidiarlos con nuestra obsesión por que ocupen parte de su tiempo en actividades que a nosotros nos parecen lo mejor para su desarrollo en diferentes aspectos, pues finalmente habría que considerar que no compartimos los mismos intereses, a pesar de que nos mueva la preocupación genuina y natural, como padres, por velar por su bienestar físico y mental.

También habría que escoger el lugar y el momento ideales para platicar con ellos sobre nuestra inquietud por el hecho de que pensamos que abusan de su tiempo en el celular, la tableta, la laptop, la PC o, incluso, la televisión, por lo que pensamos que sus horarios los podrían aprovechar también en otros temas relevantes como su vocación personal o hasta profesional en el caso de los jóvenes que están por ingresar a alguna carrera o que ya cursan.

Empero, si se trata de niños, niñas, adolescentes o adultos jóvenes que tienen iniciativa por aprender algo nuevo con relativa frecuencia, no nos queda más que felicitar a nuestros hijos o hijas y estimularlos para que continúen por ese camino que nos llena de satisfacción y orgullo al saber que hemos contribuido positivamente en la vida de nuestros vástagos para que ellos mismos tomen la iniciativa para mejorar en aspectos que les servirán para su futuro en el corto, mediano y largo plazos.

En este mismo sentido, también me generó una especie de enorme orgullo al enterarme de que mi hija más pequeña tomó la decisión de aprender en línea el idioma ruso, sobre todo porque me lo compartió con tal gusto que no pude más que experimentar un sentimiento de profunda satisfacción y felicitarla por esa iniciativa por mejorar y ampliar su desarrollo educativo en un tema nada sencillo, ya que introducirse en temas como este requiere de una gran determinación y el deseo de crecer en el plano intelectual sólo por el gusto de ampliar sus horizontes de conocimientos.

Aprender nuevos conocimientos por iniciativa propia siempre será un tema que a los padres nos enorgullece, pero, incluso, si la decisión proviene de una sugerencia también será digna de elogio, por lo que los progenitores no debemos quitar el dedo del renglón para que nuestros hijos e hijas tomen la iniciativa para aprender algo nuevo, siempre y cuando, claro, se trate de conocimientos que le abonen a su sano desarrollo.

Escrito en: Padres e hijos tiempo, iniciativa, nuestros, hijos

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