Criptomonedas: ¿por qué todos hablan de ellas?

Bastó con que el segundo hombre más rico del mundo, Elon Musk, publicara hace unas semanas en Twitter la palabra bitcoin para levantar la cotización de la criptomoneda después de varios días de caídas en su precio. Ante el apetito de inversionistas y empresas por este tipo de activos, las monedas digitales experimentan un renovado interés que las ha hecho tener importantes ganancias, así como encabezar el debate sobre el futuro del dinero en medio de la pandemia.

Grandes firmas como Microstrategy, Square, One River Asset Management, Ruffer, o inversionistas como Paul Tudor Jones y Stanley Druckenmiller han declarado tener inversiones en bitcoin. Lo anterior ha representado un espaldarazo a este activo digital, aunado a la decisión de PayPal de permitir que sus clientes tengan criptomonedas dentro de su plataforma.

A principios de enero, el bitcoin alcanzó su máximo histórico de 41 mil dólares. Días después se desplomó hasta 32 mil dólares, pero a principios de febrero, impulsado por el interés de empresarios como Musk, se mantiene cada vez más cerca de sus mejores números.

De acuerdo con el estudio global sobre usuarios de criptomonedas 2021, realizado por la firma Binance entre más de 61 mil usuarios, existe una confianza casi unánime entre 97 % de los consumidores. Más de la mitad (52 por ciento) no considera la inversión en activos digitales como un pasatiempo, sino como un medio de ingresos. En tanto, 15 % las señala como su principal fuente de recursos.

El uso de las monedas digitales se ha sofisticado. De acuerdo con el estudio, 39 % de los usuarios las emplea como inversión a largo plazo, además de almacenarlas para generar ganancias; otro 22 % las prefiere para realizar préstamos, mientras que 11 % las utiliza para pagos. Así, las monedas digitales están sustituyendo para muchas personas al dinero real.

Si bien hay altas expectativas sobre el futuro de las criptomonedas, las advertencias de que provoquen grandes pérdidas a sus accionistas prevalecen. El gerente General del Banco de Pagos Internacionales (BIS), el mexicano Agustín Carstens, reiteró sus mensajes sobre los riesgos de invertir en estas monedas digitales, particularmente el bitcoin; sin embargo, abrió el tema para que los bancos centrales del mundo se encaminen a dar estabilidad a los activos virtuales.

"Para que exista el dinero digital, el banco central debe desempeñar un papel fundamental, garantizando la estabilidad del valor, asegurando la elasticidad de la oferta agregada de dicho dinero y supervisando la seguridad general del sistema. Un sistema así no debe fallar y no puede tolerar errores graves", dijo el también exgobernador del Banco de México.

OPORTUNIDADES EN TERRITORIO MEXICANO

Las criptomonedas han pasado de ser una herramienta para realizar pagos en internet, a un medio para enviar remesas y una alternativa más seria para invertir. Pablo González, fundador de la plataforma de compra-venta de criptomonedas Bitso, comentó que activos como el bitcoin están cada vez más en la mira de grandes empresas, las cuales empiezan a destinar parte de sus recursos a ellos. Lo anterior, impulsado también por el fuerte crecimiento en precio de 300 % que experimentó en 2020, y las buenas expectativas a futuro.

"Algo que está pasando es que mucha de esta tecnología está probando ser más eficiente para mover dinero, hay muchos bancos centrales alrededor del mundo trabajando en esto", dijo.

"El caso más notable es China, que está superando a otros países en lo que ha avanzado, pero lo es también en otros bancos centrales, como Japón y Brasil. Esto es algo que está dentro de la conversación en las instituciones y los gobiernos para poder crear una economía global más eficiente", agregó.

En América Latina, el mercado de criptomonedas en Argentina es uno de los más desarrollados debido a que los usuarios están más familiarizados con la tecnología. En el caso de México el potencial es enorme, dijo, lo que ha llevado a Bitso a convertirse en la plataforma de compra-venta de activos digitales más grande en la región.

González reconoció que los grandes avances que está teniendo el desarrollo de criptomonedas en otras economías está aún lejano a mercados como el mexicano. Sin embargo, en usos prácticos, el envío y recepción de remesas en medio de la pandemia de COVID-19 tuvo un gran movimiento en criptomonedas, ante la rapidez y mejor precio que dan respecto a transacciones tradicionales que se hacen entre México y Estados Unidos.

"Estamos moviendo entre 7.5 por ciento de las remesas de Estados Unidos a México, vía criptomonedas. Es un caso de uso que es completamente independiente al valor del bitcoin, pero se usa esta tecnología para mover valor internacionalmente de una forma más eficiente", mencionó González. Explicó que muchos clientes que ya conocían las criptomonedas están mucho más activos, debido a que entienden cómo sacarle dinero a esta tecnología y no existe fricción en su uso.

Así, se está presentando una actividad creciente, además de que están llegando nuevos consumidores que compran bitcoin. "Estamos viendo un alto crecimiento de instituciones, de aseguradoras, de jugadores con mucho más capital que están volteando a ver estos activos y usarlos como parte principal de su estrategia, y queriendo hacer inversiones en activos como bitcoin", comentó.

"Es algo que no habíamos visto, desde family offices (...) Lo habíamos visto con pequeñas y medianas empresas, pero ahora empezamos a ver grandes departamentos que están queriendo entrar a una inversión en criptomonedas. Es algo que no habíamos visto en México", agregó. Ante las fuertes caídas y subidas en el precio de activos como el bitcoin, explicó que existe una gran cantidad de usuarios que han volteado hacia las criptomonedas para invertir, ante la incertidumbre que hay por la pandemia, además de que este tipo de tecnología está haciendo mucho más accesible la forma en que se invierte. Hasta el momento, el Banco de México mantiene su advertencia sobre el riesgo de las criptomonedas, debido a lo volátil de su comportamiento, con lo que reitera que debe mantenerse "sana distancia", dados los riesgos de operación.