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JESÚS MENA VÁZQUEZ

Los recientes corte de energía eléctrica en varios estados del país, que según el discurso oficial se dieron a causa de la ola de frío que azota a Texas, que a su vez derivó en la falta de gas natural, el combustible que utilicen para funcionar las plantas de la CFE.

A partir de estos hechos se reactivó la capacidad de generación de algunas plantas que usan combustibles fósiles altamente contaminantes, como combustóleo y carbón, y que lamentablemente tienen graves consecuencias para el medio ambiente y la salud de las personas que viven cerca de esas plantas de generación de energía.

Es de todos conocido que la gran apuesta de este sexenio es la que tiene que ver con el sector energético. A lo largo de más de dos años se han implementado acciones para apoyar a Pemex, la compañía petrolera más endeudada del mundo, y recuperar la importancia de la CFE en la generación de electricidad. El discurso oficial establece que el gran objetivo de esta apuesta energética es recuperar la soberanía del estado en el sector, lo cual es válido, considerando que este gobierno tiene llegó al poder con un amplio mandato popular.

Sin embargo, el objetivo se ha tratado de lograr ofreciendo condiciones de ventaja a estas empresas en los mercados en que actúan, ya sea por medio de resoluciones favorables por parte de los órganos regulares o por medio de la emisión de reglas para el sector, como las que recientemente fueron motivo de debate en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que resolvió anular algunas disposiciones que buscaban dar una "ventaja indebida" a la CFE.

Los recientes cortes de energía eléctrica nos permiten ver con claridad otras acciones que se pretenden llevar a cabo para asegurar el servicio de energía eléctrica: el uso de combustibles fósiles para generar energía eléctrica. De acuerdo a especialistas, el uso de éstos, aunado a otras acciones, provocará que México no cumpla con la meta a la que se comprometió en el Acuerdo de París en 2016: generar un 35% de energía proveniente de fuentes "limpias" en el año 2024 y elevar ese porcentaje a 43% en el 2030.

Aunque el incumplimiento de nuestro país es preocupante, en el sentido de que México no camina en el mismo sentido que las principales naciones del mundo en el tema de generación de energías limpias y la reducción de gases de efecto invernadero, existen consecuencias negativas de corto plazo que tienen que ver con los efectos derivados del uso de combustibles altamente contaminantes en la salud de las personas y en los ecosistemas cercanos a estas plantas.

El objetivo de salvaguardar la soberanía del país en materia energética es válido, sin duda se deben regular los mercados del sector energético de forma eficiente y, dado nuestra historia previa de monopolios en este sector, incorporar las capacidades de producción de energéticos del estado en condiciones que privilegien la salud de la población y el cuidado del medio ambiente.

Twitter: @jesusmenav

Escrito en: Vida pública energía, medio, generación, salud

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