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Nota al margen

Vamos mal y se puede poner peor

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Vamos mal y se puede poner peor

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CITLALLI ZOÉ SÁNCHEZ

Por supuesto que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), iba a minimizar los datos otorgados por la Auditoría Superior de la Federación (ASF), en donde quedan de manifiesto múltiples irregularidades en los programas y proyectos de infraestructura insignias implementados durante su sexenio.

Una vez que la ASF presentó ante la Cámara de Diputados la tercera entrega de Informes Individuales y el Informe General Ejecutivo de la Cuenta Pública de 2019 que da cuenta del primer año de la Administración de Andrés Manuel López Obrador, los medios de comunicación reportaron que se detectaron irregularidades en el gasto por 67 mil 498 millones de pesos en el citado periodo; fiel a su costumbre, ante el escándalo y la preocupación que generó esta información, el Presidente aseguró que "tiene otros datos".

Sin embargo, la ASF solo reafirmó lo que se ha dicho desde el inicio del sexenio lopezobradorista, lo que se nota a simple vista y que más de un analista así como organismos civiles han expresado: los proyectos de infraestructura tienen un alto riesgo de fracaso, están mal diseñados, hay opacidad en las contrataciones e incluso, algunos se empezaron a construir sin los permisos correspondientes y ni siquiera contaban con los estudios de factibilidad terminados.

En el documento que es público y se puede consultar en la página de la ASF, se leen las múltiples observaciones realizadas en las diferentes áreas del Gobierno de AMLO, resaltando adjudicaciones poco transparentes de contratos millonarios y un desorden generalizado en el que se da un mal manejo de los recursos, con programas sociales que ni siquiera cuentan con un padrón de beneficiarios confiable y con daños al erario de millones de pesos.

Ante esta situación, el escenario ideal sería que el Presidente se preocupara pero sobre todo se ocupara en revisar qué está mal en su estrategia y ajustar o cambiar aquello que no brinde los resultados óptimos; por supuesto, lo anterior es una utopía porque López Obrador carece de toda voluntad al respecto y prefiere decir que la ASF "exagera", acusándola de dar información incorrecta a los ciudadanos.

Hasta este momento, es el Partido del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) el que mantiene el control al interior del Congreso de la Unión, de manera que AMLO no puede argüir una "revisión amañada" por parte de la ASF. Sin embargo, por motivos que aún se desconocen, la Auditoría se retractó en cuanto al costo real de la cancelación del Aeropuerto Internacional de Texcoco, con el argumento de "una deficiencia metodológica". Esta situación resulta por demás preocupante, ya que se deduce que hay una "rendición" del auditor, David Colmenares, ante el titular del Poder Ejecutivo y, por supuesto, esto no es benéfico, pues urgen los contrapesos.

Es normal que toda la "maquinaria morenista" cierre filas en torno al Presidente negando toda posibilidad de corrupción y engaños, pues el discurso ya lo sabemos de memoria: solo ellos, al lado de AMLO, son honestos, incapaces de robar, mentir y mucho menos traicionar al pueblo. En fin.

Las cuentas de la ASF nos indican que vamos mal y esto se puede poner peor, pues es apenas la revisión del primer año de la administración de la llamada "cuarta transformación". Por eso, hoy más que nunca, se requiere de una ciudadanía activa que exija cuentas y buenos resultados a sus gobernantes.

PUNTO Y APARTE.- En el 2015, se hizo el anuncio con bombo y platillo de que Durango tendría el asta bandera más grande de Latinoamérica con una altura de 125 metros. Al inaugurar el proyecto, se dijo que se convertiría en un verdadero atractivo turístico pero muy pronto se acabó el encanto.

Los fuertes vientos que se registran en el cerro de la Virgen, lugar donde se encuentra el asta bandera monumental, rompen en cuestión de minutos la colosal bandera, así que es imposible izarla de manera permanente y solo se utiliza unas cuantas horas al año cuando hay alguna ceremonia cívica de importancia.

Pero ayer, en el Día de la Bandera, las autoridades optaron por hacer la conmemoración en el tradicional monumento al lábaro patrio, ubicado en otra parte de la ciudad.

De modo que el asta monumental, herencia del Gobierno de Jorge Herrera Caldera, bien puede ser considerado un monumento a las obras inútiles y un buen ejemplo de cómo se pueden tirar a la basura 17 millones de pesos.

Nos leemos en twitter @citlazoe

Escrito en: Nota al margen Presidente, millones, asta, López

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