Nosotros

Respeto a la mujer, ante todo

PADRES E HIJOS

Respeto a la mujer, ante todo

Respeto a la mujer, ante todo

IGNACIO ESPINOZA GODOY

Luego de que el lunes 8 de marzo de este año -apenas la semana pasada- se conmemoró el Día Internacional de la Mujer, en lo particular, quisiera expresar algunas reflexiones sobre esta fecha tan especial, que se consideró así en muchas naciones del mundo, donde este sector de la sociedad se volcó hacia las calles para manifestar su forma de pensar en torno a muchos temas sobre los que aún sienten que los gobiernos en todos sus niveles -municipal, estatal y federal- no les han prestado la debida atención ni, mucho menos, existe equidad y justicia con relación a los hombres.

Si bien es cierto que las mujeres se han ganado a pulso cada derecho que ejercen todos los días, y que aparte los gobiernos no tendrían que escatimarles ninguno de esos derechos, porque, en teoría, se supone que féminas y varones deberíamos estar en igualdad de condiciones en todos los aspectos de la vida cotidiana, a pesar de ello, prevalecen viejas y anacrónicas ideas machistas que aún muchos hombres se niegan a dejar de aplicar no sólo en el interior de sus hogares, sino en la calle y, sobre todo, en los centros de trabajo, lo que deriva en abusos que observamos quienes ya tenemos varias décadas recorridas en diferentes entornos laborales.

Durante décadas, precisamente, hemos sido testigos de cómo las mujeres se han abierto paso, alzando la voz muchas veces, para reclamar los mismos derechos que los hombres, ello a pesar de que nuestra Ley Federal del Trabajo, en su artículo 86, establece que "a trabajo igual, desempeñado en puesto, jornada y condiciones de eficiencia también iguales, debe corresponder salario igual".

No obstante, también hemos constatado que esta y otras disposiciones laborales son ignoradas abiertamente por muchos patrones, ya que está comprobado que hasta un 20 por ciento de salario menos recibe una cantidad significativa de mujeres que desarrollan las mismas actividades que los varones en la misma empresa o en la misma institución gubernamental, con lo que se violan flagrantemente esas normas que luego se convierten en letra muerta, en perjuicio del sector femenino de nuestro país.

Desafortunadamente, han transcurrido décadas y parece que el tiempo ha pasado en vano, pues no observamos que las autoridades laborales hagan algo para corregir esa situación, a todas luces ilegal, ya que bastaría que se realizaran algunas auditorías para corroborar las injusticias que en ese aspecto se siguen cometiendo y, de paso, reparar el daño que se continúa perpetrando contra las mujeres que perciben menos ingresos que sus compañeros varones que desarrollan el mismo tipo de trabajo, en las mismas circunstancias y tiempo.

Retomando el tema de las protestas y marchas que se efectuaron en prácticamente todo el mundo, pero más concretamente en nuestro país, sobre todo en la Ciudad de México, pudimos apreciar que algunas de las manifestantes, a pesar de las justas demandas que enarbolaron, incurrieron en actos de vandalismo y violencia contra mujeres policías que sólo fueron asignadas para contener las acciones de agresión, mas no para responder en esos mismos términos, un hecho que, por supuesto, condenamos quienes observamos cómo las agentes del orden tuvieron que lidiar con bombas molotov que les arrojaron con el fin de lastimarlas.

De manera preventiva, las policías iban preparadas para ese tipo de agresiones, ya que con anticipación se les dotó de extintores, con el fin de sofocar el fuego que recibieron sus compañeras por parte de las manifestantes que no midieron la magnitud de esas acciones de violencia, o que, en su caso, no les importó y las ejecutaron deliberadamente.

El punto, amable lector, es que, no obstante que las marchas y manifestaciones que se desarrollaron en la Ciudad de México y en otros estados del país, donde la violencia se desbordó contra edificios públicos y privados, además de las agresiones que sufrieron agentes del orden, no se justifica que en ellas se lastime a otro ser humano, sea hombre o mujer, pues si el objetivo de esas conmemoraciones es demandar el respeto a los derechos de un sector de la sociedad, esos medios no son los más adecuados para exigir la reivindicación de esos derechos que durante décadas se les han negado.

Debo aclarar, antes que todo, que soy un ferviente defensor de los derechos y las causas de las mujeres, por lo que comulgo ampliamente con sus demandas y su lucha para que, por fin y de una vez por todas, reciban un trato equitativo frente a los hombres en todos los aspectos, ya que si aspiramos a que la justicia y la armonía prevalezcan en nuestra sociedad, debemos tener los mismos derechos y que, principalmente, estos se respeten y se apliquen en la práctica, en el terreno de los hechos, no sólo en el discurso de nuestros gobernantes.

Y es que cuántas veces no hemos escuchado a todas nuestras autoridades decir, hasta el cansancio, que las mujeres gozan de los mismos derechos que los varones, y que se hará lo necesario para que así ocurra.

De manera lamentable, hemos constatado que ese discurso choca con la realidad, que todos los días nos golpea al leer, todos los días, noticias donde se evidencia las mil y una formas en que se lastima y agrede a las mujeres.

Urge que el Gobierno de verdad actúe con seriedad y ponga manos a la obra para restituirles sus derechos a las mujeres. Sólo así podremos comprobar que existe congruencia entre el discurso y los hechos.

Escrito en: Padres e hijos derechos, todos, mujeres, que,

Noticias relacionadas

EL SIGLO RECIENTES

+ Más leídas de Nosotros

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas