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A los malandros de cuello blanco los hacen candidatos

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A los malandros de cuello blanco los hacen candidatos

A los malandros de cuello blanco los hacen candidatos

VÍCTOR HUGO CASTAÑEDA SOTO

Todo pensamiento, manifestación, decisión o acción que le cuadre al presidente López Obrador es bienvenida y calificada como liberal, acertada democrática y de avanzada, en tanto las decisiones legales que otros órganos de gobierno tomen en contra de sus intereses son de los conservadores y de los malandros de cuello blanco; en síntesis, la única ley que bien le cuadra al pequeño López es la propia, la que satisface íntegramente sus intereses. Por ello "sus otros datos" y el concepto patrimonialista y dictatorial que tiene de la democracia.

Para López Obrador es democrático todo aquello que apuntale sus desaseados y delirantes caprichos, decisiones y acciones como el ridículo aeropuerto "Felipe Ángeles" o el destructor Tren Maya, o la inútil refinería denominada Dos Bocas. Todo eso está bien, pero cuando se le habla de la necesidad de incentivar la producción de energías limpias y renovables, esas no sirven, porque representan los intereses de los "conservas".

Para López Obrador, el Tribual Federal Electoral del Poder Judicial de la Federación es un encanto cuando las sentencias lo favorecen, como el haberle avalado sus místicas mañaneras, pero si le enmiendan la plana, se lanza ferozmente contra los magistrados, a quienes insulta, descalifica y exhibe

Para López Obrador, la Auditoría Superior de la Federación era una institución fundamental para el combate a la corrupción, pero cuando esta le corrigió la plana sobre los verdaderos gastos que el Gobierno Federal tuvo que pagar por concepto de indemnizaciones de ley, derivados de la caprichosa cancelación del NAICM y que superaron los 300 mil millones de pesos, el Presidente estalló en cólera, se puso iracundo, acabó con la credibilidad de esta añeja y prestigiada institución y arrodilló a su titular, al grado de obligarlo a desdecirse de su propio trabajo técnico - contable y aceptar los números que le dictó el propio Presidente, el cual, dijo, a lo mucho se pagaron 100 mil millones de pesos y quedó como verdad presidencial, por sobre la verdad técnica contable.

Para el presidente López, el Instituto Nacional Electoral (INE) es una institución fundamental, justa, democrática y equilibrada, justo cuando este órgano encargado de preparar, desarrollar y vigilar los procesos electorales le reconoció y le otorgó su constancia de mayoría como Presidente de la República, pero es perverso e inútil si contradice sus caprichos.

Para López Obrador, los consejeros integrantes del INE fueron democráticos, justos, honestos, honorables y coherentes cuando le negaron, sin justificación alguna, el registro al Partido México Libre, proyecto que encabezaban el expresidente Felipe Calderón Hinojosa y su esposa Margarita Zavala Gómez del Campo. Inclusive, el Presidente, durante su ridícula mañanera, expresó su beneplácito y reconoció el trabajo imparcial y profesional de los consejeros del INE, a quienes aplaudió como foca en primavera, para luego en su rancho de Palenque, Chiapas (La Chingada), bajo la sombra de un frondoso árbol soltar la carcajada y burlarse de dos ciudadanos que cumplieron con la ley para recibir su registro como partido político.

Para López Obrador, el INE era un ejemplo de institución democrática, pero cuando este organismo se atrevió a cancelar o negarle el registro a su protegido delincuente, candidato de Morena en el estado de Guerreo, Félix Salgado Macedonio, el Presidente montó en cólera y, sin mesura presidencial alguna, se lanzó contra el presidente Lorenzo Córdova y consejeros del INE, a los que les disparó toda clase de adjetivos degradantes, siendo el más mesurado el haberlos nombrado "malandros de cuello blanco".

Dos días antes del desquiciante exabrupto presidencial por la cancelación del registro de la candidatura del denominado "Toro Salgado", el Presidente convocó a todos los gobernadores de los estados a una reunión - monólogo, en donde, sin previa lectura, algunos gobernadores firmaron "un pacto de civilidad y neutralidad", mediante el cual todos se comprometían a no intervenir en los procesos electorales y respetar al árbitro electoral, compromisos que, se supone, también hacía propios el presidente López, pero quedó en claro que su única pretensión era amarrarles las manos a los gobernadores y él quedar en absoluta libertad, no solo para intervenir, sino para conducir el proceso electoral del 2021, para lo cual encontró una magnífica oportunidad de descalificar al INE, justamente cuando este órgano electoral, fundamentado en la ley, canceló el registro o solicitud de registro de la candidatura del impresentable candidato a gobernador Félix Salgado Macedonio, acusado de diversos delitos sexuales.

Queda en claro que el propio promotor del Acuerdo por la Democracia demostró, una vez más, que de ninguna manera estamos frente a un demócrata, sino ante un dictador, que quiere hacerse de todos los órganos de Gobierno del Estado Mexicano y quiere someter a todo el país bajo su concepción de "democracia y libertad", sin límites jurídicos, haciendo y deshaciendo a su antojo, pues su palabra es la ley.

Quedó en claro que los malandros de cuello banco no están en el INE, sino que los hicieron candidatos en Guerrero.

Finalmente, para el presidente López Obrador, el INE es un órgano faccioso, pues, este, al pretender aplicar la ley para evitar la sobrerrepresentación artificial en la Cámara de Diputados (vía "chapulines" y sembrar candidatos de Morena en otros partidos) y garantizarse no solo la mayoría simple, sino la mayoría calificada en la Cámara de Diputados, para promover reformas constitucionales que le faciliten su reelección y la desaparición de todos esos órganos "obsoletos" que le estorban para cumplir sus fines de regresar al partido único, al partido de Estado, al viejo PRI, al PRI de Gustavo Díaz Ordaz, de Luis Echeverría, de Miguel de la Madrid y de Salinas de Gortari.

El presidente López, desde su posición de jefe de gavilleros, está en la vía de la desaparición del INE, por lo que es imprescindible que todos, absolutamente todos, defendamos la existencia, integridad y operación legal del árbitro electoral, el INE. De lo contrario, volveremos al partido de Estado, a la dictadura perfecta, a la presidencia imperial, esa que combatimos por décadas.

Escrito en: Bajo Palabra López, registro, presidente, INE,

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