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Cuatro esquinas, chorro, llena, loteríaaaaaa

Desde afuera

Cuatro esquinas, chorro, llena, loteríaaaaaa

Cuatro esquinas, chorro, llena, loteríaaaaaa

DALILA RIVAS

Mi papá opina que es mejor ganar todo el acumulado en una partida; para mi mamá fraccionar el premio es la mejor opción para no dejar sentidos; mi sobrina Elena de 7 años solo interesa en que salgan sus imágenes cuando se cantan las cartas; y yo por mi parte, prefiero la lámina que incluye el diablito, me da buena suerte. Es indiscutible que todos exponemos parte de nuestra personalidad escondida a la hora jugar lotería, ese sencillo pero apasionante juego de mesa.

Y es que loterías hay muchas, pero ninguna como la mexicana, colorida y musical es una de las primeras formas de convivencia familiar que nos enseñan las abuelas, quienes en toda fiesta, reunión o tertulia terminan acarreando frijoles, garbanzos o granos de maíz a la mesa, la evidente señal de que una partida dará comienzo y pobre de aquel que no pague la entrada, la que por cierto suele ser accesible a todos los bolsillos. Uf, menos mal.

Ya han pasado más de dos siglos desde que la lotería arribó en carabela a tierras mexicanas, por supuesto le hablo de la primera versión que llegó a América la cual no se asemeja ni tantito a la que conocemos hoy en día y la que incluso, ya es parte de la iconografía cultural de nuestro país. El origen de este divertido juego es italiano, ya en el año de 1400 le llamaban simplemente lotto y consistía en juntar 5 números de una baraja de 90 piezas, cada número tenía una imagen asignada y ganaba quien completara primero sus 5 números.

Sin embargo en aquellos años la lotto no era para todos, sino exclusivamente para la realeza y la clase alta quienes la mostraban con orgullo en eventos de cancillería, así fue como llegó a España y posteriormente durante la colonia a México. Años después, mientras se libraba la guerra de independencia y gracias a los soldados, la lotería salió de los palacios virreinales para incorporarse a las ferias trashumantes y viajar por todos los rincones de México.

Fue en ese andareguear, que a principios del siglo XX un brillante empresario que seguramente usted reconoce por la salsa cátsup, decidió comercializar la lotería como la conocemos hoy en día, con elementos de la vida cotidiana y por supuesto, con los productos que él mismo vendía, me refiero a Don Clemente Jacques; incluso la imagen del gallito tan apegada a las famosas peleas de gallos de los palenques de aquella época dio sello a su marca de naipes y conservas.

Hay quienes afirman que el ilustrador de la primera edición de la Loteria "El Gallo" de Don Clemente, fue nada más y nada menos que el grabador mexicano José Guadalupe Posada, quien incluyó la carta del "beso" y la de "Emiliano Zapata", las cuales fueron descontinuadas rápidamente, algo que por supuesto no está confirmado; aunque a decir verdad a mí me gusta pensar que así fue.

Las reglas de la lotería son tan variadas como los grupos de personas con los que desee jugar. Hay a quienes les emociona que se "canten" velozmente las cartas, otros lo prefieren despacio para que no se les pase ninguna. En fin, ya sea de chorro, cuatro esquinas y hasta centrito, siempre habrá una oportunidad para ganar, pero sobre todo una oportunidad para reunirse con la familia y amigos y divertirse a lo grande.

Por ahora le deseo una excelente semana de pascua. Y recuerde: Pórtate bien cuatito, si no te lleva el coloradito ¡El diablito!.. loteríaaaaaaaa.

Escrito en: Desde afuera quienes, lotería, todos, nada

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