¿Discriminación por falta de título profesional?
El nombramiento de Javier May Rodríguez, como responsable de la construcción del Tren Maya, despertó un debate respecto a si es indispensable contar con un perfil profesional determinado para ocupar ciertos cargos de la administración pública.
Se dio a conocer que May Rodríguez no terminó la preparatoria y su experiencia profesional incluye ser alcalde de Comalcalco, Tabasco, en dos ocasiones así como Senador de la República además de dirigente estatal de Morena en aquel estado. Por lo tanto, se considera que carece de la capacidad para tan importante obra ferroviaria.
Ante la inconformidad de su nombramiento, los adeptos de la Cuarta transformación alegaron que criticar a Max por sus estudios era discriminación, argumento que da paso a una reflexión sobre el tema.
Señalar o clasificar a una persona por sus estudios sí es discriminación. He oído en más de una ocasión a gente que incluso se presume como líder de opinión, decirle como ofensa "primaria trunca" a una persona.
El hecho de que una persona apenas sepa leer o escribir o incluso sea analfabeta, no determina su calidad humana ni significa que sea poco civilizado o salvaje. Hay gente que por sus complicadas condiciones de vida no tuvo la oportunidad de estudiar pero son trabajadores, honestos, buenos ciudadanos además de inteligentes. Hay historias de superación personal muy inspiradoras de gente que fue escalando y lograron todos sus objetivos sin tener una carrera profesional.
En contraparte, hay quien cuenta con maestrías o doctorados pero su calidad humana deja mucho qué desear. Sus logros son producto de la corrupción, el influyentismo, además de ser pésimos ciudadanos y malos trabajadores.
Una persona sin carrera puede dominar ciertas áreas de manera empírica incluso más que alguien que cuenta con un título profesional.
Por citar un ejemplo, hace varios años, en una zona rural del sur del país, un hombre al que apodaban "El Ratón" era considerado el médico del sitio. No tenía un título ni mucho menos cédula profesional, pero le apasionaba el tema y era un autodidacta disciplinado. Pese a sus carencias, gracias a su dedicación sanó las dolencias de mucha gente pero también sabía cuándo la situación salía de sus posibilidades y optaba por enviarlos a la ciudad más cercana para que se atendieran en las clínicas u hospitales. Seguramente, en la actualidad, en las áreas más alejadas de México, aún hay muchos como él.
De manera que el problema con May Rodríguez no es necesariamente su falta de título, pero a simple vista se observa que no tiene ni idea de cómo construir un tren, ni de todo lo que conlleva. Al parecer sabe cómo hacer reuniones y recibir reportes pero deberá rodearse de muy buenos asesores y, finalmente, gente experta en la materia pues hay miles de millones de pesos de por medio, además del tema medioambiental.
PUNTO Y APARTE.- Totalmente rebasado el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) ante la cantidad de derechohabientes infectados por el virus del SARS-CoV-2, quienes hacen fila por horas para poder cumplir con la tramitología que les exigen tanto en las empresas como en el propio instituto.
Aunque se dijo que la incapacidad podría tramitarse en línea, el sistema resultó un fiasco pues colapsó ante la demanda. Así que la gente finalmente tuvo que ir a su unidad de medicina familiar para cumplir con el proceso y obtener su dosis de Paracetamol.
Sin tomar en cuenta comorbilidades o posibles secuelas, en el IMSS están otorgando una incapacidad de 7 días a los derechohabientes positivos de Covid-19. Algunos de ellos regresan a trabajar aún con malestares pero prefieren aguantarse antes de ir nuevamente a pasar por el calvario de acceder a una consulta en el IMSS. Así las cosas.
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