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JOSÉ GONZÁLEZ MORFÍN

Grave error dar marcha atrás a la reforma energética

JOSÉ GONZÁLEZ MORFÍN

JOSÉ GONZÁLEZ MORFÍN

La semana pasada el Director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), informó que ha presentado demandas de arbitraje en cortes del Reino Unido y de Francia, en contra de empresas mexicanas y extranjeras para revisar los contratos de los gasoductos que, a juicio de la CFE, tienen cláusulas abusivas. La respuesta no se hizo esperar: el Embajador de Canadá en nuestro país levantó la voz pidiendo al Gobierno de México que se respeten los contratos; la Cámara de Comercio de EU también mostró su preocupación y advirtió los riesgos de una medida como esa; por su parte, el Consejo Coordinador Empresarial de nuestro país, advirtió que estas medidas crean incertidumbre y desconfianza en quienes pueden invertir en México. López Obrador sólo ha dicho al respecto, que se buscará dialogar con Canadá.

Más allá de la imagen lamentable que proyectamos ante la comunidad internacional que nos hace ver como un país que no respeta sus contratos, lo que está sucediendo con ésta y otras decisiones en materia energética, confirma que lo que está atrás de todo, es una estrategia muy clara para ir dando marcha atrás a cada uno las cosas buenas que trajo consigo la reforma energética aprobada el sexenio pasado. Considero que se cometerá un grave error si se pone punto final a una de las reformas más importantes que se han hecho en nuestro país y que trajo enormes beneficios. Me referiré a tres aspectos generales que me parecen especialmente importantes:

En primer lugar, la reforma trajo a México nuevas oportunidades para acelerar su crecimiento económico. Estas oportunidades vienen no sólo por la inversión nacional y extranjera directa que propició la reforma, sino también porque ha detonado aumentos en la producción de petróleo, gas y electricidad. Con ello, el aparato productivo nacional tendrá los insumos necesarios para incrementar su productividad y su competitividad.

En segundo lugar, la reforma energética contribuye a que sigan existiendo recursos para potenciar el desarrollo nacional. Un sector energético eficaz, asegura que la renta petrolera genere más recursos públicos para programas sociales, para infraestructura, para educación, para salud, etc. Y que los beneficios económicos que se derivan de una mayor inversión y producción de energía lleguen a todos los mexicanos.

Finalmente, en tercero, la reforma energética fortalece a México en el mundo. En efecto, el panorama global en materia energética está cambiando dramáticamente. Mientras que México perdía lugar como productor de energía, otros países como Estados Unidos volvieron a ser exportadores netos de gas y petróleo. La reforma abrió oportunidades para que nuestro país recupere terreno y se consolide como potencia energética, y, que se logre reducir la dependencia externa en materia de energía, lo que sin duda fortalece la seguridad y soberanía nacionales.

En suma, la reforma energética trajo consigo nuevas oportunidades de progreso, de crecimiento económico y de inversión, y puso las bases para construir el sector energético que México necesita para enfrentar los desafíos que en esta materia son de gran magnitud.

México es un país muy vulnerable en materia de energía (importamos el 70% de las gasolinas que consumimos, el 65% del diésel y el 72% del gas natural) y requiere de un sector energético moderno y eficiente. Con las decisiones que ha tomado la nueva administración, vivimos un momento clave en la vida económica de nuestro país y si México quiere dar un salto definitivo al desarrollo en los años por venir, solo lo podrá lograr con un sector energético a la altura de las necesidades.

Twitter: @jglezmorfin

Escrito en: José González Morfín reforma, México, energética, país

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