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La Raya del Tigre

Y los colegios particulares haciendo 'su agosto', para no variar

RUBÉN CÁRDENAS

Y los colegios particulares haciendo 'su agosto', para no variar

Y los colegios particulares haciendo 'su agosto', para no variar

RUBÉN CÁRDENAS

Y, para no variar, como ocurre cíclicamente, viene la entrada a clases y, con ella, los padres de familia de muchos colegios particulares comienzan a ponerse inquietos por los gastos y requerimientos, ante la proximidad del ciclo escolar. Ninguna autoridad, ya sea educativa o de protección al consumidor, ha puesto un alto a los excesivos costos de uniformes, útiles escolares, libros, cuotas y otras aportaciones injustificables que se exigen en muchos planteles, aunque no en todos por igual. Hay algunos más considerados que otros.

En algunos colegios, de plano obligan a los padres de familia o tutores a comprar los uniformes en sitios específicos, ya sea negocios establecidos o personas autorizadas por las propias autoridades del plantel. En no pocos casos, se despoja a los padres del derecho de buscar mejores precios o una determinada calidad.

De la misma manera, los planteles, desde hace algunos años, se encargan de vender ellos mismos los libros para los distintos grados, ya sea kínder, primaria, secundaria o hasta preparatoria. Las librerías han sido desplazadas así por las escuelas particulares en la oferta de libros de texto, lo cual representa una competencia desleal, pero nadie interviene.

Por lo que hace a la venta de útiles escolares, algunos planteles también los ofrecen al alumnado ya en paquete y de manera obligatoria; otras veces se les recomienda acudir a ciertas papelerías. Si se tratara de una buena opción para comprar los útiles escolares y los libros, hasta se agradecería, pero no suele ocurrir así, porque el principal objetivo es la ganancia y no tanto facilitarle las cosas a los padres.

Respecto al libro de inglés, es muy raro que sea incluido en el paquete general; se exige adquirirlo por separado y su precio puede llegar hasta los mil pesos, sobre todo en grados superiores y, por lo general, no se permite reciclarlo. Por supuesto que siempre hay una amplia explicación sobre las bondades del texto, tal como que es autorizado por las máximas autoridades de la lengua inglesa y fue elaborado por especialistas, entre otros argumentos, que no justifican el costo.

Si bien es cierto que la educación privada en nuestro país es opcional -porque todo mexicano tiene derecho a la educación pública- el hecho de tener la disposición y posibilidad de pagar por ella no debe estar condicionado a los abusos de muchas de estas instituciones, no de todas, que en estos meses de vacaciones obtienen enormes ganancias a costa de los padres de familia.

Por su parte, las autoridades educativas prefieren enfocarse más en lanzar exhortos a los directivos de planteles para que no cobren las cuotas anuales obligatoriamente y también que no sean tan rigurosos en el uso del uniforme, otro tema que cada año genera polémica, pues comprar tenis de cierto color, por ejemplo, en vez de utilizar los que ya se tienen, representa un nuevo gasto, que no todos los padres pueden afrontar. Y esto ocurre no sólo en colegios, sino en instituciones públicas por igual, donde a veces se le da mayor importancia al tono de azul de un moño o las cintas de los zapatos, que a la disciplina en clase y el resultado es que regresan a su casa al estudiante por esos detalles triviales y pierde un día de enseñanza. Obviamente, debe haber un código de vestimenta y de presentación en general, así como un código de conducta dentro del plantel, pero no ponderar lo pequeño en detrimento de lo importante.

En cuanto a la instancia que más pendiente debe estar, o sea la Procuraduría Federal del Consumidor, es verdad que inspecciona precios y exhorta a reportar abusos de los negocios, pero no revisa y menos impide la participación directa de los colegios en la venta de insumos y materiales didácticos.

O sea, nunca interviene al menos para enterarse en cuanto dan un pants deportivo o una chamarra al interior de las instituciones; simplemente, carece de vigilancia en este rubro. En fin, parece que no hay cómo impedir que "hagan su agosto" una buena parte de escuelas y colegios, a menos que las autoridades correspondientes comiencen a ponerse del lado de los consumidores, que no es un favor, sino una mínima obligación.

  COLMILLOS Y GARRAS

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Twitter @rubencardenas10

Escrito en: LA RAYA DEL TIGRE padres, autoridades, particulares, debe

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