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Cartilla Moral

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LUIS F. SALAZAR WOOLFOLK

La llamada Cartilla Moral promovida por el gobierno de López Obrador, tiene su antecedente en un documento que surgió como parte de la Campaña de Alfabetización emprendida por el Presidente Manuel Ávila Camacho, en el año de 1943.

El filósofo regiomontano Alfonso Reyes fue invitado por el entonces Secretario de Educación Pública Jaime Torres Bodet a participar en la referida campaña de alfabetización, con una propuesta de ética social. Lo anterior revela que desde aquel entonces, se percibía la carencia de herramientas pedagógicas en la formación de los niños y jóvenes de nuestro país, en el discernimiento entre el bien y el mal, y sobre las consecuencias personales y sociales de la conducta humana.

El proyecto original de Don Bernardo refería que "La moral de los pueblos civilizados está toda contenida en el Cristianismo...", y nunca vio la luz en tales términos, porque fue censurada por la burocracia de la SEP. La Cartilla Moral siempre ha sido un documento considerado sospechoso de atentar en contra del Estado Laico, y después de sucesivas modificaciones, aparece de modo recurrente pero marginal, en los contenidos de la educación elemental, en 1944, 1952, 1984 y 1992.

En tiempos de la Cuarta Transformación el tema cobra relevancia, porque el Gobierno de López obrador emprende una campaña de difusión, en la que el propio Presidente de la República presenta a la Cartilla Moral con un prólogo de su propia autoría, que de modo tácito ofrece la Cartilla como la antesala de una Constitución Moral de contenido ignoto, que el propio AMLO tiene anunciada desde hace tiempo.

A esa luz, el público percibe a la Cartilla Moral, como un instrumento de propaganda del Gobierno de López Obrador, tendiente a construir la imagen del Presidente como líder moral de los mexicanos, y como tal la Cartilla recibe los comentarios que a cada ciudadano o sector de la sociedad, les parecen pertinentes.

A esta percepción responde la opinión que emite sobre la Cartilla Moral la Arquidiócesis de México, a través de su Semanario Desde La Fe editado el 13 de junio pasado, que comienza por elogiar los esfuerzos del Presidente, en la promoción de los principios que la Cartilla contiene.

No sabemos si el Gobierno de López obrador invitó a la jerarquía de la Iglesia Católica por algún conducto oficial a difundir la Cartilla entre sus feligreses, pero la publicación del Semanario que es objeto de comentario, muestra con claridad la intención de la Iglesia de no participar de modo específico en la promoción de la Cartilla y pinta la misma raya que por décadas pintó el Estado Mexicano a la Iglesia, entre lo laico y lo religioso.

Está claro que la Iglesia Católica ya aprendió que para ella y para el Estado, es tan malo participar en política de partidos, como ser arrastrada en favor del César en turno y en consecuencia, no acepta la idea de ser parte de la campaña de promoción de AMLO como líder moral de la sociedad mexicana. La Iglesia aprovecha para señalar puntualmente a López Obrador que la tarea del Gobierno es la de fortalecer al Estado de Derecho y en cambio, reserva en favor de los padres de familia, la decisión de educar moralmente a sus hijos.

La Iglesia no se presta al juego, pero tampoco enfrenta al poder público y por el contrario, ofrece su colaboración en los grandes temas de actualidad en el país, como la inseguridad y la violencia, el fenómeno migratorio, el fortalecimiento de la familia a partir del matrimonio entre hombre y mujer, la educación de los jóvenes, etcétera, pero desde su propia Pastoral, enfocada a la misión de la Iglesia, que es la de predicar a Cristo muerto y resucitado.

Escrito en: Archivo Adjunto Cartilla, Moral, Iglesia, López

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