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JESÚS MENA VÁZQUEZ

El crecimiento de 0.1% del PIB durante el segundo trimestre del año con respecto al periodo previo fue festejado por el Presidente de la República de una manera inusitada, celebró que los expertos se equivocaron al prever que la economía entraría en recesión. Según la medición del INEGI, la economía tuvo un magro crecimiento con respecto al primer trimestre de 2019 y eso nos salvó de caer en la definición técnica de recesión, pero el resultado está muy lejos de ser satisfactorio para la sociedad.

Independientemente de la celebración del Presidente de la República por el pobre desempeño de la economía y aunque técnicamente no estemos en una recesión económica, el propio Secretario de Hacienda ha admitido que existe desaceleración en la economía y veladamente se acepta que el desempeño de la economía puede continuar mediocremente bajo, al mencionar el Secretario la estacionalidad de los ciclos económicos.

Aunque el Presidente es consciente de que el crecimiento económico y la creación de empleos mejor remunerados son factores clave en la legítima aspiración de que su partido - movimiento pueda mantener la Presidencia de la República por un sexenio más, para él o su entorno más cercano ninguna de las acciones que han tomado desde que ganaron la Presidencia en julio pasado ha tenido un impacto en el pobre desempeño económico y en la paulatina pérdida de confianza de quienes administran los grandes fondos de inversión y de quienes deciden las inversiones en empresas con operaciones a nivel global.

Para el Presidente y su entorno cercano, la decisión de tirar a la basura miles de millones de dólares con la cancelación del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México o la obstinación por apostar a la salvación de Pemex a costa de la apuesta pueda salir mal y con eso aumente la posibilidad de hundir al país en otra crisis, además de las acciones para controlar y/o debilitar financiera y operativamente a los organismos constitucionales autónomos, nada de esto tiene un impacto en el magro crecimiento que tuvimos durante el segundo trimestre del año.

El discurso económico que ha manejado desde la campaña el ahora Presidente tiene puntos positivos como el evitar la contratación de deuda pública, pero al mismo tiempo sus afirmaciones sobre el ritmo de crecimiento de la economía en el corto plazo no tenían, ni tienen, sustento en el desempeño previo de la economía mexicana.

Crecer al 2% anual durante el primer año de su gobierno y eventualmente alcanzar una tasa de 4% anual al final de su periodo como Presidente son cifras que difícilmente veremos. Con el desempeño de la economía en los dos primeros trimestres del año y comparando con el del mismo periodo del año previo, ahora sabemos que es prácticamente imposible tener un crecimiento de 2% en 2019, como lo prometió el Presidente durante mucho tiempo.

Mientras el país mantenga el grado de inversión que otorgan las calificadoras internacionales y pague la mayor tasa de interés de las economías emergentes, tendremos asegurado el flujo de inversión extranjera en papeles de deuda mexicanos; en cuanto cualquiera de esas dos condiciones deje de existir, enfrentaremos cada vez mayores dificultades para acceder a capitales frescos y el fantasma de una devaluación a gran escala estará más cerca.

Twitter: @jesusmenav

Escrito en: Vida pública economía, Presidente, crecimiento, desempeño

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