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Pastoral Cívica

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Luis F. Salazar Woolfolk

La cercanía de López Obrador con las Iglesias Evangélicas, va más allá de la simple colaboración entre gobernante y gobernados, y se traduce en un acuerdo político en cuanto al Partido Alianza Social, así como en el caso de las comunidades religiosas agrupadas en la llamada Confraternice, que piden reformas constitucionales que permitan la participación de los ministros de culto como militantes de los partidos y como candidatos a ocupar puestos de gobierno.

Por ello no es extraño que la distribución de la Cartilla Moral emprendida por el Presidente, con el apoyo de las Iglesias Evangélicas, sea percibida como un intento de posicionar la imagen de López Obrador como líder espiritual de los mexicanos, lo que en términos políticos contradice los principios del Estado Laico y en materia de Doctrina Cristina, viola el mandato de dar a Dios y al César, lo que a cada uno de ellos corresponde.

La Iglesia Católica fiel a la Palabra de Cristo y con cargo a las múltiples experiencias históricas en las que se ha visto envuelta en conflictos por motivos mundanos, ponderó amigablemente la difusión de la Cartilla Moral, pero se deslindó de participar en su promoción diciendo: "Nosotros tenemos otra pastoral...".

En ese entorno, el Vaticano a través de la Congregación del Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos, emitió un decreto reciente que declara Patrono de los Laicos Mexicanos, al Beato Anacleto González Flores, mártir de la persecución religiosa desatada en nuestro país en contra de la Iglesia Católica, en tiempos de Plutarco Elías Calles.

El 1º de abril de 1927 Anacleto fue torturado, murió con el corazón atravesado por una bayoneta, y fue beatificado por el Papa Juan Pablo II, en una ceremonia celebrada el 20 de noviembre de 2005 en el Estadio Jalisco, de la ciudad de Guadalajara. Su actual consagración como Patrono de los Laicos, responde a una solicitud unánime hecha al Papa Francisco, por los obispos mexicanos.

Lo anterior quiere decir desde una perspectiva de pastoral, que la Iglesia Católica propone la participación cívica y política de los laicos en aras de la consecución del bien común de la sociedad, sobre la base del respeto a la dignidad de la persona humana, pero excluyendo a sacerdotes y religiosos de la militancia partidista, y de las posiciones de poder en la estructura del estado.

La consagración de Anacleto anima a los Católicos Mexicanos a reinventar con herramientas de la época actual, la estrategia que mediante acciones de resistencia civil y activismo cívico, empleó en su día nuestro personaje. González Flores fue dirigente de la Asociación Católica de la Juventud Mexicana, fundó la Unión Popular de Jalisco y sacudió a los mexicanos de su tiempo, con publicaciones periodísticas que alcanzaron tirajes de más de cien mil ejemplares, algo inusitado en aquellos tiempos.

Anacleto es un fenómeno que remonta de una cuna en extrema pobreza, a las más altas cumbres del pensamiento y el espíritu; según palabras de José Vasconcelos, es el hombre más grande que ha dado México. Fue esposo y padre de familia, profesor, abogado, periodista y escritor de libros, en los que proclama un discurso de esperanza basada en el esfuerzo personal, la solidaridad colectiva y desde luego, la Gracia de Dios.

Para el Maestro Cleto, la juventud no es una edad o mera etapa de la vida, sino una actitud moral que cree firmemente en la posibilidad de realizar el bien, la verdad y la belleza y vive para ello. Frente a la violencia institucionalizada, el Mártir enfrenta al Estado con un ejército de conciencias, con las armas de la escuela, la formación cristiana y la Buena Prensa.

Ante el fraude electoral sistemático, Anacleto invita a celebrar un Plebiscito de los Mártires en el que los ciudadanos voten exponiendo su vida y su sangre; convoca a la lucha pacífica organizada y fustiga la condición impotente, apática e hipócrita de "los buenos" que son mayoría, frente a la sagacidad de minorías perniciosas que desde aquel entonces, tiranizan a los mexicanos.

Escrito en: Archivo Adjunto Anacleto, Iglesia, Católica, López

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