HISTORIAS DE LA CREACIÓN DEL MUNDO
La noche cuadragésima dejó de llover por fin. Se cerró la fuente de las aguas y cuando amaneció el día un espléndido arco iris cubrió la vastedad del cielo. El Diluvio había concluido.
Volvió a renacer la vida sobre la tierra. Hombres y animales fueron por todos los confines y empezaron a multiplicarse. Noé lo veía todo, complacido.
Tiempo después los familiares del patriarca decidieron hacerle un homenaje. Lo llamaron y le dieron una corona de laurel.
-Esto te lo damos -le dijeron- por haber predicho que habría un Diluvio.
-Gracias -contestó Noé-. Pero recuerden que no sólo predije el Diluvio: también construí el arca.
¡Hasta mañana!...