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ANTONIO ROSAS-LANDA MÉNDEZ

A endeudarse que el mundo se va a acabar

ANTONIO ROSAS-LANDA MÉNDEZ

ANTONIO ROSAS

El presidente Donald Trump asegura que Estados Unidos goza de la mejor economía en su historia gracias a él. Presume el crecimiento económico, exalta el bajo nivel de desempleo, todo para contar con el apoyo electoral que le permita ganar la reelección. A pesar del optimismo presidencial, hay señales claras de una desaceleración económica causada en parte por la guerra comercial emprendida por Trump contra el mundo, pero en particular contra China. La pregunta es, ¿cuenta Estados Unidos con herramientas para salir de una contracción económica?

En tiempos de vacas flacas, los gobiernos utilizan estímulos fiscales y una política monetaria que incentiva la actividad económica dictada por el Banco Central que, en los países civilizados, se maneja con autonomía y bajo criterios estrictamente técnicos. Si caemos en una recesión, los estímulos fiscales serían limitados ante la pobre salud de las finanzas. Me explico, EU tiene una deuda nacional que supera los 22.5 billones de dólares, equivalente a más del 100 por ciento del producto interno bruto. No conformes, demócratas y republicanos aprobaron un plan de gasto que llevará la deuda a más de 24 billones en los próximos dos años.

¿Cómo cuantificar el impacto de este impúdico endeudamiento? El pago en intereses por la deuda crecerá de 263 mil millones en 2017, a 915 mil millones en 2028. A este ritmo, Estados Unidos pagará más en servicios de deuda que en el programa de salud para pobres Medicaid, luego el gasto en defensa, para exceder el presupuesto de todos los programas gubernamentales menos la seguridad nacional. Es dinero tirado a la basura que sirve para mantener el gasto irresponsable. El crédito bien usado sirve para inversiones productivas, infraestructura o salir del hoyo cuando no hay con qué pagar. Pero este presidente y los legisladores mantienen un nivel de gasto insostenible endeudando al país en niveles récord aún en tiempos de vacas gordas, en lugar de direccionar la recaudación de impuestos para pagar la ominosa deuda.

Si la crisis estalla, el gobierno tiene las manos semiatadas pues no hay recursos fiscales en abundancia y adquirir aún más deuda para reactivar la economía nos llevará tarde o temprano al despeñadero. Por otro lado, el consumo representa tres cuartas partes de la actividad económica. El problema es que también los consumidores están en una situación precaria. El monto por hipotecas inmobiliarias está en su nivel histórico (9.4 billones), los créditos estudiantiles (1.5 billones), incluso cosas mundanas como los préstamos para comprar autos superan el billón. La cosa está tan mal que 7 millones de estadounidenses van atrasados en el pago de su vehículo.

Las políticas proteccionistas de Trump restarán entre uno y dos puntos porcentuales al crecimiento de la economía. En lugar de asumir responsabilidad por sus tonterías, Trump ataca al presidente del Banco Central por no reducir la tasa de interés (para desincentivar el ahorro y promover el consumo), llamándolo "enemigo". Durante la crisis de 2008, el recorte de intereses fue vital para reanimar la economía. La cuestión es que la tasa actual es del 2.25 por ciento, por lo que, de reducirse ahora, la Fed se quedaría sin municiones para cuando realmente se necesite su intervención.

La economía estadounidense es vasta y poderosa, pero es manejada por un genio manipulador, pero idiota como gobernante, un Congreso incapaz de mostrar responsabilidad fiscal y un pueblo que gasta como si el mundo se fuera a terminar sin que las deudas se tengan que pagar. Es un caldo de cultivo para la tormenta perfecta si la economía se paraliza.

Twitter: @ARLOpinion

Escrito en: ANTONIO ROSAS-LANDA MÉNDEZ deuda, economía, Trump, gasto

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