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Educadora... más que una profesión

¿Sabe usted qué grande es la responsabilidad de acompañar a un niño pequeño en su desarrollo y ayudarle a ser sociable, formarse con buenos hábitos y consolidar su identidad de manera equilibrada?

A través de las décadas gran parte de la sociedad no ha sabido darle el valor y la importancia al trabajo desempeñado día tras día por las educadoras, ya que se nos ve como personas cuidadoras y no como formadoras del desarrollo de los infantes.

En realidad las educadoras del ayer y del ahora no exigimos honores, reconocimientos o méritos, simplemente el respeto, apoyo, cooperación y un trabajo colaborativo no sólo de los padres de familia, sino de la comunidad a la que pertenece una institución como es el Jardín de Niños. Por eso, en este 21 de abril conmemoramos ese esfuerzo, esa dedicación que se realiza cada mañana en las aulas preescolares. Por eso, en este día compartimos que ustedes lectores conozcan sobre nuestro trabajo y el gran impacto que tenemos en el desenvolvimiento y desarrollo de capacidad y habilidad de cada uno de los infantes.

¿La educación preescolar es una preparación para la primaria? Mucha gente cree que al llevar a sus hijos a un Jardín de Niños es para que se vayan adaptando al rol de una escuela, así como también que los cuiden y los entretengan solamente para llenar el requisito de hoy en día de la educación básica, o bien por otra parte nos piden enseñar a los niños a que lean y escriban, sin embargo estas capacidades conllevan un proceso, primeramente debemos desarrollar otras habilidades y destrezas para llegar al objetivo deseado por los padres, pero hay que tomar en cuenta cuáles son las necesidades e intereses de los pupilos tras nuestras planeaciones sistemáticas y fundamentadas de las acciones que se desarrollarán con ellos, lo que sí es importante decir es que resulta una actividad muy gratificante.

Son muchas las cosas que los niños aprenden con la guía de la educadora, quien se da a la tarea de preparar y prever ambientes de aprendizaje para que el niño(a) tenga experiencias significativas que le permitan construir conocimientos útiles a su vida. Ya que parte de nuestro trabajo es desarrollar competencias, afectivas?sociales. Lingüísticas, motoras, cognitivas y artísticas, así como favorecer sus hábitos de higiene. Considerando que el niño es un ser integral y que en sus primeros seis años de vida se logra el desarrollo óptimo, ya que los infantes aprenderán más en esta etapa que durante toda su vida, por lo cual es un gran reto y una gran responsabilidad para nosotros y para la comunidad ya que éste debe ser un trabajo colaborativo donde nuestro primordial objetivo es Formar y Educar para la Vida.

Cabe mencionar que nuestros grupos nunca van a ser homogéneos, ya que la diversidad se observa, se percibe, se siente y no podemos vendarnos los ojos y simular que todos los niños llevan un mismo ritmo de desarrollo, ni que todos van a mostrar las mismas necesidades e intereses; es aquí también donde nos damos el reto de tener la habilidad para atender la diversidad de cultura, de aprendizaje, de capacidades, y no tan sólo de estas diferencias, sino también hoy en día en algunas aulas tenemos la oportunidad de trabajar con niños con necesidades educativas especiales, puesto que nuestra tarea es adaptarlos a escuelas regulares, y de esta manera hacer adaptaciones curriculares para asimilar su desarrollo como el de los demás niños.

Como educadoras debemos tener habilidades, destrezas y capacidades que implican no ser adultas infantiles, sino ponernos a un nivel de los niños desarrollando habilidades comunicativas y lingüísticas, llevando en nuestra apariencia seguridad y confianza para trasmitirla a los niños; cabe destacar que ser innovadora, flexible, creativa, tolerante, paciente, alegre, activa, dinámica, tener todo esto como educadora nos ayuda a reforzar nuestros propósitos, ya que siempre los tenemos presentes y de esta manera tener un ambiente escolar favorable y agradable.

Con el fin de cumplir los propósitos de la educación preescolar, así como llegar a formar niños con valores, con seguridad, con un amplio vocabulario y conocimientos, infantes autónomos, independientes, que sean capaces de resolver pequeños problemas, que lleguen a una adaptación hacia el entorno en el que vivimos tanto social como natural, todo esto y más es lo que proporcionamos, claro tomando en cuenta el apoyo y la cooperación de los padres de familia para que en realidad sea un trabajo fructífero, y llegar a tener una gran satisfacción con los logros obtenidos de cada alumno.

Las educadoras somos profesionales, no improvisadas, cursamos una carrera a nivel licenciatura mediante la cual adquirimos conocimientos en disciplinas psicológicas y pedagógicas que nos permiten comprender y aprender sobre el desarrollo y la madurez del niño preescolar, y así poder implementar actividades para acompañarle en su desarrollo intelectual, afectivo, físico y emocional.

Nuestra formación no concluye aquí, ya que constantemente nos actualizamos, tomamos capacitación profesional y de posgrados, maestrías, diplomados, doctorados, los cuales nos ayudarán para seguir preparándonos y actualizándonos sobre la educación preescolar y el desarrollo de los infantes.

Por eso, felicidades a nuestras educadoras que mañana tras mañana hacen su mayor esfuerzo en una constante lucha para formar a los niños y niñas del futuro.

Escrito en: desarrollo, niños, trabajo, tener

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