EL SALTO, P.N., DGO.- Andrés, de tan sólo nueve años de edad jugaba con su hermano de diez años, con una pistola 22 que encontraron en su casa en el poblado La Peña, cuando de pronto se les escapó un tiro que acabó con su corta vida.
La Procuraduría General de Justicia, señala que la imprudencia propia de un infante de apenas diez años de edad, pero sobre todo la irresponsabilidad de adultos que dejan armas de fuego en sitios al alcance de los niños, se conjugaron la noche de ayer para provocar una tragedia.
UN JUEGO
Los hechos ocurrieron en la localidad serrana de La Peña, municipio de Pueblo Nuevo cuando el niño de diez años de edad al estar jugando con una pistola calibre 22, que obviamente encontró de manera fácil en algún lugar de su domicilio.
El arma se disparó con tan mala fortuna que el proyectil se alojó a la altura del mentón de éste último y pese a que fue trasladado con la urgencia del caso a la clínica de El Salto, cabecera municipal, los galenos solo confirmaron la ausencia de signos vitales del infante que seguramente dejó de existir en el trayecto.
CONTRADICCIoNES
Según el reporte policial, el padre de los menores, en una errónea idea de sacudir la culpa que indirectamente tiene por no guardar el arma en un lugar seguro, o tal vez pensando en que se castigaría al niño que accionó el arma, argumentó una serie de situaciones falsas.
Entre ellas, aseguró que los niños jugaban con un proyectil que se encontraron tirado y que le colocaron un encendedor o que lo golpeaban con un martillo y clavo.
Estas afirmaciones resultaron contradictorias, aunque finalmente fueron aclarados, en tanto que el cuerpo del menor fallecido fue trasladado a la ciudad de Durango para la práctica de la necropcia de Ley.
Por obvias razones la PGJ omite el nombre completo de los menores e indica que no hay delito alguno que perseguir en este caso.