Los pasados comicios internos del Colegio Barra de Abogados de Durango,la Organización de profesionales más antigua de Durango, (56 años) en la que eligieron a sus nuevos dirigentes, nuevamente nos refrenda la experiencia de que en cuanto a elecciones se trata, nada está escrito, que ningún comicio es igual a otro, y que “no todo lo que brilla es oro”. Que donde uno menos se imagine, “brinca la liebre”. Que no hay triunfos amarrados.
Mire usted, mientras que los candidatos que más se publicitaron fueron el doctorante Armando Baca y Adolfo Sánchez, con trayectoria en las dos anteriores administraciones municipales, como subsecretario de Protección Ciudadana, subsecretario del Ayuntamiento y como jefe de Inspectores, ambos aspirantes, con atributos innegables, son los que más gastaron, los que aparentemente más se movieron, los que traían más equipo haciendo proselitismo, organizando comidas, desayunos, entrevistas televisivas, publicidad en vehículos; spots en radio y televisión, y los que empezaron primero a hacer campaña, ambos madrugadores, de tal manera que, a vista de la opinión pública, se pintaba que entre estos dos enjundiosos aspirantes surgiría la próxima presidencia de esa prestigiada Barra, por lo pronto, ahora no ganó el de “Al que madruga Dios le ayuda”.
En tanto que esto sucedía, un tercer candidato se movía sigiloso, haciendo trabajo de tierra, desdeñando las campañas de aire, Manuel Rosales Domínguez, titular de la oficina de asuntos jurídicos de la Dirección Municipal de Catastro desde hace varios años, hombre sencillo, discreto, yo diría hasta humilde en su trato con los demás, en una callada pero efectiva labor de proselitismo personalizado, sólo una comida ofreció a sus seguidores y párele de contar, desdeñando la publicidad y la propaganda. Ahora ganó el de “No por mucho madrugar...amanece más temprano”.
El pasado veredicto de los profesionales del Derecho nos da la certidumbre que al elector ya no se le gana, como antes, con pancartas y campañas tipo estudiantil, que estamos ante un nuevo sufragante que cada vez es más pensante, que analiza, que no se deslumbra por la publicidad, y su decisión la guarda hasta el final. Un voto razonado, pues.
¿Por qué perdieron Baca y Adolfo si son excelentes cuadros de ese gremio? Sencillamente, porque el votante vio claramente polarizados a dos grupos de interés, que se desgastaron recíprocamente con descalificaciones, decidiendo no dejar en manos de una sola facción a su organización y se fue por una tercer opción que no dividía, que podía unificar a las otras dos fuerzas, que andaba solo, sin afanes patrimonialistas de la Barra, sin compromisos y sin grupo: Manuel Rosales. Ojalá que esta elección, no impugnada, como la anterior, genere la unidad entre los abogados, que por cierto, el día de ayer celebramos el Día del Abogado.
Ahora, Rosales está obligado a sumar a las importantes corrientes que encabezan Baca y Adolfo, así como a los cientos de abogados que no se vieron entusiasmados para ir a votar, en un gremio de tres mil avogados afiliados, hacer una dirigencia incluyente y que esté a la altura del voto de confianza que se le dio.
*UN PANISTA, ¿VOCERO DEL PRI?
En nada abona a un equilibrio de poderes y al respeto entre los partidos políticos, que el dirigente nacional del PAN, el calderonista de cepa, Germán Martínez, en un arranque oratorio, se halla erigido en el “dirigente” del PRI y del PAN, al declarar muy orondo, a nombre de los dos, y sin ningún rubor, que su partido y el Revolucionario Institucional iban juntos para sacar aprobada la controvertida reforma “energética” que propone el presidente Felipe Calderón Hinojosa. Como si el PRI fuera apéndice del PAN.
Las cosas que me faltaban por ver; hay que vivir para creer lo que era impensable. Qué caray, que el dirigente nacional del PAN se convierta en el vocero del PRI, en ningún escenario político se me había ocurrido. Luego, después, en otra sorpresiva declaración, de ipso facto, declaró un bipartidismo mexicano (muy al estilo norteaméricano), evidenciando sus fobias contra la izquierda al defenestrarlos, y afirmar que sólo el PRI será el enemigo a vencer. Ya dijo. Gracias, le dijeron riendo maliciosamente los priistas.
Respecto al supuesto apoyo del PRI a la reforma petrolera, no pude menos que sentir pena ajena y preguntarme si Beatriz Paredes Rangel lo había autorizado o por qué razón se atreve el citado dirigente panista a hablar a nombre también de los priistas de México, no es tolerable en ningún asunto, por menor que sea, ni de broma, que el presidente del PAN hable por el priismo nacional, menos en este tan trascendental asunto.
Me preocupa que se interprete como un vacío de poder en el tricolor, pues no se ha escuchado que se haya indignado un dirigente o alzado su airada protesta pública por esas torpes declaraciones o, lo que es peor, induce a pensar que algún acuerdo hay de por medio entre las cúpulas de los dos partidos, yo no lo creo, no quisiera creerlo, a pesar de que están muy identificados los tecnócratas priistas que así le apuestan. Pero suponiendo sin conceder, que se está gestando una salida conjunta, sigue siendo una falta de respeto y falta de tacto del panista, hacerlo público y hablar por los dos partidos.
Imprudentes, torpes e inoportunas expresiones de tan joven como impetuoso líder del albiazul han sido calificadas por la mayoría de los analistas. Que por ese solo hecho, reclaman muchos priistas, por dignidad partidista, debe echar para abajo cualquier vergonzosa componenda, a sabiendas de que la propuesta calderonista no goza del mínimo consenso entre los mexicanos.