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Enamorarse: ¿buena o mala decisión?

Enamorarse: ¿buena o mala decisión?

Enamorarse: ¿buena o mala decisión?

VANESSA BARDÁN PUENTE

Hace poco escuche: "no vale la pena enamorarse"... claro, esta persona se refugia bajo una coraza de aparente dureza e insensibilidad, se muestra emocionalmente distante y fría, tan fría como el viento y un témpano de hielo, pero por debajo esconde miedo y terror a mostrarse vulnerable.

En algún momento quizá nos hemos preguntado ¿cómo saber si realmente estamos enamorados y si esa persona es la que más nos conviene? Nos gustaría tener una varita mágica que nos ayude a saber si lo que está frente a nosotros es nuestro príncipe azul o se trata de otro sapo o rana disfrazada.

Enamorarse es como llegar a nuestro santuario, a nuestro hogar, sabes que él es el indicado para ti porque es bueno contigo, y es difícil imaginar pasar el resto de tu vida sin esa persona.

Se siente tan bien enamorarse porque es lo más cercano que se puede llegar a la sensación de ser soberano y completo, sabes que algo falta y durante un tiempo el otro parece rellenar ese hueco.

Cuando, los momentos junto a él son los mejores del día, cuando, lo miras guapo hasta recién levantado y despeinado y sonríes cuando estas a su lado y la cena que prepara te sabe deliciosa, me temo decirte que te estás enamorando.

Empiezas a caminar erguida y sonriente, tu mirada cambia y te conviertes en tu mejor versión, te empiezas a reconstruir de nuevo, esos pedazos de ti al ser nuevamente unidos se convierten en rosas y vuelves a soñar, vuelves a ser tú, tan tranquila, tan loca, tan completa, tan viva.

Un contento profundo es el signo visible del amor, cada vez que una persona está enamorada, está profundamente contenta, el amor no se puede ver sino atreves de sentirnos contentos.

Hay una cosa que todos buscamos, una fuerza que le gana al dinero, al poder, o incuso a la razón y eso es el amor...

Difícil será saber lo que viniste a vivenciar con cada persona, sabemos cómo será el comienzo pero nunca como será el final, pero el alma sabe, el alma lo sabe...

Más bien no vale la pena cerrar tu corazón, porque eso te lleva a morir cada día. Dicen que el amor te elige a ti, todo lo que puedes hacer realmente es aceptarlo, con todo y su misterio con el que entra a tu vida.

El amor tiene su propio tiempo, sus propias estaciones y sus propias razones para ir y venir, tu solo puedes abrazarlo cuando llega y repartirlo cuando venga hacia ti. Existen tantas formas enamorarse como de desenamorarse, tantas formas de encontrar el amor como tantas formas de perderlo, hay un mar infinito de posibilidad, puedes darle al amor la forma que tu decidas que tenga.

A estas alturas, ya no se trata de mariposas, se tata de estabilidad, calma y tranquilidad, de cambiar amores fugaces, pasajeros e intensos, por llenarte de atardeceres colmados de paz, de besar en la frente sin aviso y de quedarte junto a esa persona teniendo la libertad de irte.

Definitivamente, enamorarse es una experiencia espiritual, es como una luna de miel, un milagroso momento de magia. Los corazones se abren, las almas se elevan, es un estado expansivo, con sentimientos de éxtasis amoroso, llenos de una increíble apretura y receptividad, la puerta de acceso a una energía y pasión más elevada.

Así ocurre esto, es una extraña mezcla bizarra entre la ceguera y potencializar los dones y talentos del otro, paradójicamente se expande el corazón y vemos luminosamente al otro, ambas cosas suceden al mismo tiempo, es decir, ves poco la realidad que es y ves mucho la realidad que deseas ver.

El tema de pareja es una leyenda urbana donde la mayoría nos enredamos. Lo que la mayor parte no sabe es que la mayor parte de las personas ansían estar abrazándose, besándose y sonrojándose por la adrenalina que se genera en los placeres de la química humana. Esto es un estado altamente placentero, divertido y emocionante, que nada tiene que ver con hacer pareja. ¿A quién no le gusta la sonrisita, la palabrita y todo lo que sigue al apagar la luz?

Así es que uno se enamora, pero esto no es amor, es un estado por el que todos pasamos al iniciar la relación y que buscamos alargarlo indefinidamente, hasta que le conoces la vida al otro y ya no resulta tan romántico...

Aun así arriesgarse a sentir dejando a un lado corazas y candados y mostrar los sentimientos, es fruto de las decisiones, hay que dejar a un lado el veneno y la daga y nunca dejar de buscar tu propio final feliz.

Escrito en: valor relaciones enamorarse cariñoterapia amor, persona, otro, estado

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