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¿Son vinculantes la actual ideología y el corporativo criminal?

Con México en la mente

¿Son vinculantes la actual ideología y el corporativo criminal?

¿Son vinculantes la actual ideología y el corporativo criminal?

HÉCTOR SÁNCHEZ GUTIÉRREZ

El actual intento de "Captura del Estado Mexicano" vive una disyuntiva inédita en la historia nacional; por una parte, la presencia impetuosa y espuria de una ideología en el poder que intenta romper por todos los medios con lo establecido en la Constitución que juró cumplir, y por otra instancia que gobierna territorios con injustas y sangrientas normas de convivencia que no le son disputadas por la ideológica autoridad federal que llegó democráticamente al poder, "sin apreciarse pugna entre ambos".

Algunas ideologías surgen periódicamente como cuerpos de creencias que imponen una verdad sin discusión, obligando a aceptarlas a sus creyentes con interpretaciones emocionales y valores que las representan convirtiéndolas en convicciones sobre la situación existente, provocando en las personas afirmaciones manipuladas sobre valores como la justicia, libertad, igualdad, solidaridad y fraternidad.

"Estas ideologías transforman la identidad de quienes la profesan como un peculiar modo de entender el mundo y definirse a sí mismos".

El intento por cambiar la ideología de un Estado-Nación establecido, sujeto a una Constitución construida durante muchas etapas históricas, implica la ruptura de la unidad nacional con intentos de concentración y perpetuación del poder; su característica preponderante es generar el caos, polarizar destructivamente sus habitantes y arruinar los esquemas económico-sociales generadores de bienestar trastocando los principios y valores del ciudadano como ser humano.

Los eclécticos principios de nuestra Constitución Mexicana combinan y permiten actualizar los modos de diferentes corrientes políticas, económicas y sociales, "prevaleciendo inmutables": la soberanía del pueblo para tomar decisiones y elegir directamente sus representantes, proteger los derechos humanos, sociales y laborales de las personas, distribuir el Poder del gobierno entre Ejecutivo, Legislativo y Judicial evitando la concentración de autoridad; Pacto federal que reconoce soberanía y libertad en estados y municipios; planear, orientar y "regular" la actividad económica-social y la separación entre Estado-religiones garantizando libertad de culto.

La incongruente Ideología en el poder asume la vocería del pueblo "como autoridad suprema" en la toma de decisiones, designación y veredictos de sus representantes en el poder legislativo, estados y municipios; desdeña los derechos humanos, sociales y laborales de personas, opositores y medios de comunicación interviniendo en los procesos judiciales y electorales, somete al Poder Legislativo y hostiga al Poder Judicial, fractura el pacto federal avasallando soberanía-libertad de estados y municipios, ignora planeación distorsionando su regulación y orientación, reduciendo eficiencia y resultados de la actividad económica-social.

"Compartiendo su poder con cárteles y bandas criminales ya "transformados" en un gobierno-corporativo-empresarial-delictivo en constante pugna armada interna".

Se presume un exitoso combate a la corrupción y se toleran sin castigo grandes y ostentosos fraudes como el ya emblemático "Segalmex", documentando la Auditoría Superior de la Federación (ASF) contratos sin licitar, falta de comprobación del gasto, remuneraciones indebidas, movimientos financieros irregulares, recursos ejercidos en conceptos injustificados, bienes adquiridos no localizados, alteraciones en las obras emblemáticas y los programas sociales.

"La ASF está siendo sometida a presiones y confrontaciones por señalar estas irregularidades obstruyendo su actuación y sin atender sus resultados, relevando recientemente su titular".

El crimen impacta profundamente la sociedad mexicana provocando un sentimiento generalizado de inseguridad en las personas, miedo a la violencia que limita su libertad de movimiento y lacera su calidad de vida, multiplicado por la desconfianza en las autoridades de seguridad y justicia por su corrupción que obstaculiza la participación ciudadana en la prevención y contención de delitos.

Debilita la economía despojando productores, comerciantes y transportistas, inhibe la inversión y construcción de empresas en el país, destruye los lazos comunitarios y el tejido social, aísla y vuelve desconfiadas a las personas. La permanente exposición al crimen está alterando la cohesión social entre generaciones; los niños que logran superar entornos violentos tienden a perpetuarla, en una cruda referencia a quienes logran sobrevivir.

Aterrorizan directamente a la población y gobiernos locales "sin respuesta del poder federal con el señorío que presume ostentar", quien prefiere acoplarse a su aturdida complacencia, que además de satisfacer corruptas ambiciones personales y de grupo, incrementa el poderío del corporativo criminal.

La perversa insistencia por normalizar esta forma de vida como estrategia ideológica, destruye al gobierno libre, soberano e independiente que elegimos democráticamente, negándose a sí mismo y a los mexicanos la construcción de individuos y sociedad con capacidades que respondan a los desafíos de la vida.

"El crimen ya parece superar la ideológica administración en su ocaso, imponiéndole abiertamente al gran elector sus propios candidatos a elección democrática, materializando la Captura del Estado y pronosticando con quién y cómo se manejará la pregonada continuidad".

* El autor de esta colaboración es General de División Diplomado de Estado Mayor y Maestro en Seguridad y Defensa Nacionales.

Escrito en: Con México en la mente poder, federal, personas,, Constitución

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