De lo clásico al folclor latinoamericano llevaron los arpistas Augusto Castillo y Pablo Viadana Aguilar en el segundo recital que se llevó a cabo dentro del Primer Festival Latinoamericano de Arpa que organiza el IMAC.
CLÁSICA
El primer turno fue para Pablo Viadana, quien a través de la música ofreció al público un recorrido por la historia del arpa, pasando del periodo barroco al romanticismo. Sonidos dulces, caracterizaron esta primera parte del concierto, demasiado calmada para algunos asistentes y un regocijo para otros, según los comentarios.
Paso a paso Pablo Viadana explicó, con música, los saltos evolutivos del arpa para fianlizar su participación con la Sonata de Naderman, que incluye tres movimientos: Preludio, Andante y Minueto. Una obra de un compositor francés que fue escrita pata una arpa de pedales, según explicó el arpista.
lATINOAMERICANA
La segunda parte de este concierto correspondió a Augusto Castillo, arpista jarocho quien llenó de alegría y folclor el recinto con melodías como La Bikina, Debajo de la Carreta, La Cascada, acompañado de otros músicos, entre ellos el hijo de Celso Duarte, Juan Duarte, y otros más que se encargaron de enriquecer el hermoso sonido de la arpa.
La armonía que se creó en esta segunda parte del recital fue aplaudida por el público que se dio cita en este recinto para maravillarse con la versatilidad de este instrumento. Diablo Suelto, Moliendo Café, Torito Jarocho, Siquisiri y Cascabel fueron algunas de las melodías que intepretó este artista.
Augusto Castillo aprovechó para agradecer a Celso Duarte, “por ser un gran maestro. Sin duda es merecedor de este gran homenaje que se le rinde a través del Festival”, dijo.
Resulta indescriptible la rapidez con la que el arpista logró transformar el espacio, llevando al público de la calma absoluta a la euforia - con la música del folclor veracruzano, paraguayo y venezolano-, alternando con algunos otros artistas cuya calidad interpretativa quedó al descubierto y complementó cada nota y cada sonido ‘celestial’ del arpa.