El penacho podría no ser de Moctezuma II
María Olvido Moreno Guzmán, doctora en Historia del Arte, compartió su experiencia como parte del grupo que tuvo a su cargo investigar y restaurar el Penacho de Moctezuma, entre 2010 y 2012, proyecto en el que participaron especialistas de México y del Museo de Etnología de Viena.
Moreno Guzmán se centró en el tema de la restauración y conservación de esa pieza que "es un penacho, no un abanico, delantal, capa o tocado", ya que los asuntos políticos, como la traída de esa pieza a México, su país de origen, "es tema que actualmente trabaja la Secretaría de Relaciones Exteriores", señaló.
El objetivo del proyecto, subrayó, fue desmitificar mentiras, verdades, creencias y verdades a medias sobre esa pieza de altísimo valor histórico, estético, técnico y científico. "Antropólogos, arqueólogos, botánicos, historiadores, sociólogos, químicos e historiadores del arte nos centramos en la manufactura original".
La conferencia, titulada "El Penacho de Moctezuma: Restauraciones de los siglos XIX y XXI", se realizó en el Antiguo Colegio de San Ildefonso, donde la experta en arte plumaria de México compartió, por primera vez en México, su experiencia en los procesos de estudio y restauración de la emblemática pieza.
Los trabajos se realizaron en el Museo de Etnología de Viena, en el marco de un convenio de colaboración académica binacional México-Austria. "Cada dato obtenido e información inédita permite, junto con la de los siglos XIX y XX, la comprensión del universo ritual, artístico y tecnológico mesoamericano", acotó.
Realizado con plumas de fauna local, como quetzal y guacamaya, la doctora halló en esa pieza plumas de color café, que si bien otros especialistas dudan en emitir un diagnóstico sobre su origen, la mexicana se atreve a decir que son de águila, "por la simbología que esa ave tuvo para las culturas nativas de Aquí".
El Penacho de Moctezuma junto con más piezas de arte plumaria resguardadas en el Museo de Etnología de Viena, reveló que no es un "sombrero morisco" como se le calificó en el inventario de 1596 dentro de la colección de Ambras, una de las mayores cámaras de arte y maravillas de su tiempo, señaló la doctora.