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'MI NOMBRE ES KHAN'
Esta semana tuve la oportunidad de ver una película de la India que se estrenó en el 2010 llamada "Mi nombre es Khan", la historia trata sobre un niño musulmán que sufre el síndrome de Asperger, Rizwan Khan (Tanay Chheda) y que fue criado con su madre en Borivali, Bombay. Ya de adulto se muda a San Francisco, se enamora y se casa con Mandira (Kajul). Después de los ataques del 11 de septiembre en Nueva York él y su familia sufren de ataques por parte de la sociedad, esto desencadenará una tragedia que obligará a Khan a reunirse con el presidente de los Estados Unidos para entregarle un mensaje. Este film cuenta con todas las ya conocidas características de las cintas de Bollywood, mezclando diversos temas, música y color; la cinta es demasiado larga y en su constante lucha por abordar distintos temas y subtramas no logra profundizar claramente en una en específico.
Hoy en día la industria de Bollywood ha tratado de ampliar su mercado y poco a poco se ha ido alineando a los estándares occidentales y dejando a un lado su perfil con esas coreografías espectaculares que son habituales en sus cintas, que todavía lo siguen haciendo, pero no tan acentuadas para su mercado internacional, con temas más amplios; recordemos que hace algunos años Durango fue escenario de una de estas producciones.
A la película se le puede criticar la forma en que aborda desde diferentes perspectivas la intolerancia, el racismo y el terrorismo, sobre todo después del 11 de septiembre; también se le puede criticar su manipulador melodrama, que raya en lo inverosímil, que fácilmente se cae en el sentimentalismo y lo ingenuo. Se puede analizar la forma en que se busca conciliar esa amistad con los estadounidenses, de justificarlos, incluso de estereotiparlos. Su estética tipo videoclip para tratar de enganchar a su público y engancharlos con ese arco emocional con la que llevan de la mano a su personaje principal que va desde el drama a la tragedia con dosis de comicidad y un final feliz.
Ciertamente para los cinéfilos serios, se le puede tachar como superficial, pero si la vemos desde un ángulo más simple, quizás podríamos rescatar en términos generales el valor del respeto a las diferencias. Esta película la pude ver con un grupo de alumnos de secundaria y desde su perspectiva estos chicos de entre 12 y 14 años de edad ven por encima de todo el valor de la tolerancia; en esta etapa formativa, se busca que los adolescentes, se encaminen en un ambiente de respeto, que se observen las diferentes perspectivas que las personas tienen de la vida, que se deje de lado esa tendencia del ser humano de rechazar lo diferente que en ocasiones parece amenazante o peligroso y que no encaja con nuestra forma de vida, también reconociendo la identidad, individualidad y dignidad de las personas, sobreponer la necesidad del dialogo y la libertad de expresión para un crecimiento personal y social; para ellos es claro el mensaje, y si se dejan llevar por el sentimentalismo, y se puede ver como salen sus lagrimas al final de la cinta, pero lo ven con esa inocencia que se va perdiendo al crecer.
Como en la película, el actor Tanay Chheda en la vida real vive esta situación similar, de hecho en esto se basa para su cinta, ya que él es musulmán y su esposa es hindú, en una entrevista que pude ver el actor comenta sobre la importancia al respeto a la libertad religiosa, ya que a sus hijos no han tratado de imponer una sobre otra, dice que en sus casas se escucha una diversidad de oraciones, pero todas encaminadas a un bienestar interior.
Todo depende con el cristal con que se mire, es bueno verlo a través de los ojos de los adolescentes; como dijo Antoine de Saint-Exupèry: "Los niños han de tener mucha tolerancia con los adultos".
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